A veces, hasta los que tenemos buenas intenciones y honestidad intelectual nos equivocamos sin darnos cuenta. O mejor dicho, cometemos errores de apreciación y de análisis sobre la situación social y política de nuestra conflictiva sociedad argentina.
A propósito de los saqueos, robos, y destrozos de Bariloche y sus réplicas en distintas provincias, podemos afirmar que algunos sectores opositores y desetabilizadores tienen poca imaginación. También es cierto que hay que afinar la puntería para que el Proyecto nacional en marcha derrame sus virtudes sobre sectores aún marginados de nuestra población que son manipulados por punteros, narcos, jefes policiales y políticos golpistas, es decir complejas organizaciones mafiosas.
Más allá de las acusaciones cruzadas que vuelan por las pantallas y portadas, habría que detenerse en los protagonistas ocultos de la rapiña argentina. Hay gente que especula, se enriquece, medra con la pobreza de las mayorías. Los Bancos y empresas multinacionales han ganado más plata que nunca con este modelo... (Cristina dixit), y nosotros nos debemos una reforma fiscal y financiera, que ponga las cosas en su lugar para que paguen los que tienen más, y dejen de lucrar y evadir los ganadores de siempre.
El sinceramiento está en marcha, pero falta mucho. El Estado nacional está presente poniendo garra, corazón y políticas sociales, pero no alcanza todavía. Hay gran resistencia en los que no quieren perder sus privilegios.
Hay políticos que gestionan para las minorías y el mercado, como Mauricio Macri que subejecuta el presupuesto porteño, castiga con grandes aumentos de impuestos a los ciudadanos, y hace declaraciones en los medios hegemónicos hablando de paz y amor aunque la ciudad está cada día más sucia, más inundada, y más abandonada a los negociados que nunca.
Hay un núcleo duro de pobreza estructural que no puede disolverse a pesar de todo lo hecho.
Mientra el gobierno nacional busca soluciones para que la sintonía fina se sienta en los barrios más pobres como conquistas sociales e inclusión, quienes en estas fiestas tenemos la posibilidad de comer y beber dignamente en nuestras casas, en familia, tenemos la obligación de afilar autocríticas, de bregar por la profundización del proyecto iniciado en 2003, el único camino posible para arribar a la no tan utópica justicia social.
A propósito de los saqueos, robos, y destrozos de Bariloche y sus réplicas en distintas provincias, podemos afirmar que algunos sectores opositores y desetabilizadores tienen poca imaginación. También es cierto que hay que afinar la puntería para que el Proyecto nacional en marcha derrame sus virtudes sobre sectores aún marginados de nuestra población que son manipulados por punteros, narcos, jefes policiales y políticos golpistas, es decir complejas organizaciones mafiosas.
Más allá de las acusaciones cruzadas que vuelan por las pantallas y portadas, habría que detenerse en los protagonistas ocultos de la rapiña argentina. Hay gente que especula, se enriquece, medra con la pobreza de las mayorías. Los Bancos y empresas multinacionales han ganado más plata que nunca con este modelo... (Cristina dixit), y nosotros nos debemos una reforma fiscal y financiera, que ponga las cosas en su lugar para que paguen los que tienen más, y dejen de lucrar y evadir los ganadores de siempre.
El sinceramiento está en marcha, pero falta mucho. El Estado nacional está presente poniendo garra, corazón y políticas sociales, pero no alcanza todavía. Hay gran resistencia en los que no quieren perder sus privilegios.
Hay políticos que gestionan para las minorías y el mercado, como Mauricio Macri que subejecuta el presupuesto porteño, castiga con grandes aumentos de impuestos a los ciudadanos, y hace declaraciones en los medios hegemónicos hablando de paz y amor aunque la ciudad está cada día más sucia, más inundada, y más abandonada a los negociados que nunca.
Hay un núcleo duro de pobreza estructural que no puede disolverse a pesar de todo lo hecho.
Mientra el gobierno nacional busca soluciones para que la sintonía fina se sienta en los barrios más pobres como conquistas sociales e inclusión, quienes en estas fiestas tenemos la posibilidad de comer y beber dignamente en nuestras casas, en familia, tenemos la obligación de afilar autocríticas, de bregar por la profundización del proyecto iniciado en 2003, el único camino posible para arribar a la no tan utópica justicia social.
Daniel Mancuso
2 comentarios:
Muy cierto todo lo que decís y sin duda solo el compromiso con Cristina y el movimiento nacional nos permitirá consolidar lo logrado e ir por más. Los enemigos son muy poderosos y el viaje estará lleno de dificultades, como hasta ahora, pero así son las cosas aquí y en todas partes. Cometer errores de apreciación es inevitable lo imperdonable es no hacer nada para corregirlos cuando la evidencia lo indica. Nunca hay que olvidar que es muy fácil pero también inconducente hacer diagnósticos y críticas con el diario de ayer. Feliz nochebuena y navidad, un abrazo a vos y tu familia.
abrazo grande Profe y a todos los compañeros
Publicar un comentario