MACRI Y LA MEMORIA EMOTIVA

Mauricio Macri es uno de los referentes más luminosos de lagente.  Junto a Jorge Lanata (que ha venido ganando éxito televisivo desde que se puso a las órdenes del multimedios Clarín para torpedear al gobierno nacional), y junto a Hugo Moyano (que viene realizando sorprendentes operaciones a lo Michael Jackson ─tratar de dejar de ser negro, intentar volverse blanco y de ojos celestes─), forman la trilogía de la democracia republicana . Las tres ramas del movimiento opositor cacerolero: la rama política, la Sindical, y la multimediática.  Por encima de todo, está el líder indiscutido: Héctor Horacio Magnetto desde su exilio afónico conduciendo la gran epopeya del establishment: la resistencia magnettista. La juventud no está marginada, desde la efervescencia 2.0, las estructuras juveniles del magnettismo se ven reforzadas por la mística de las “formaciones especiales” de la Solano Lima.

Sin embargo, no hay muchos candidatos para ofrecer en sociedad como alternativa al kirchnerismo, los pocos que podrían asomarse se mantienen en las sombras a la espera de un empujoncito multimediático para comenzar el Luche y Vuelve el neoliberalismo. Sólo el papá de Antonia, el hijo de Franco, el marido de Juliana, el cliente de Jaime, está en carrera bregando por su candidatura para 2015: ¡Macri al gobierno, Magnetto al poder!

Usando todo su cinismo, Mauricio Macri se olvida de que esta procesado por las escuchas ilegales, y recordando los consejos de su profesor de actuación se llena de imágenes antes de afrontar el reportaje con el diario cordobés La Voz del Interior (uno de los cientos de medios de Clarín monopolio): piensa en su gestión de gobierno en la CABA, en la ineficiencia PRO y los problemas irresueltos, los derrumbes, las inundaciones y la basura, y los enfoca en Cristina Fernández...

–¿Cuál cree usted que es el mensaje de fondo del 8-N y del paro del martes último?

–La gente le pide a la Presidenta que escuche, que rectifique, que corrija; le está diciendo que quedan tres años por delante y que no se puede esperar tres años más para que el país vaya en una dirección diferente. Y como el futuro se juega ahora la gente está preocupada.

–¿Qué reacción espera del Gobierno, más allá de las réplicas para la tribuna de algunos de sus dirigentes?

–Por ahora la reacción ha sido muy mala. Una reacción que demuestra que los que hoy gobiernan están totalmente alejados de la realidad, que subestiman a la gente, subestiman la protesta del 8 de noviembre que representó a más del 70 por ciento de los argentinos; subestiman el paro nacional de ayer (por el martes). Parece que la Presidenta no se da cuenta de que la gente quiere ser escuchada y que ella le garantice el diálogo, el trabajo en equipo, a no dividir, a no confrontar.

–¿No le parece que la más importante de las razones de la protesta es económica más que institucional? Quiero decir que la gente está más preocupada por la inflación y por el Impuesto a las Ganancias que por la falta de diálogo del Gobierno.

–No. Yo diría que es mucho más un problema de formas, de convivencia, de valores con los cuales la sociedad argentina se siente cómoda. Los argentinos nos sentimos cómodos en el diálogo, en la convivencia respetuosa, sin división, sin agresión. Y además de eso hay una preocupación por el futuro de la economía. La economía todavía no está tan mal. Si seguimos en el despilfarro, en los controles absurdos, en la negación de la realidad comenzando por la inflación y su no corrección, las cosas se van a agravar. Todo eso la gente lo percibe y lo que reclama son valores que tienen que ver con la buena convivencia y un gobierno que escuche a los ciudadanos. Lo que el Gobierno confunde es que el 54 por ciento (de los votantes que le dieron la reelección a Cristina Fernández el año pasado) no fue un cheque en blanco. Fue un apoyo en un momento, a una propuesta conciliadora. La Presidenta defraudó a los que la votaron por una promesa de diálogo, porque desde que asumió, lo único que ha hecho ha sido volver a la división y a la confrontación, y a la instigación de actitudes violentas y maleducadas...

Daniel
Mancuso