HUGO MOYANO, ¿POR QUÉ NO TE CALLAS?

Hasta hace media hora, Moyano defendía el proyecto nacional y popular emergido en 2003.

Ahora es el más acérrimo opositor al gobierno de Cristina.

No es el único, sí, pero es el más poderoso de los Panqueques de la política nacional de los últimos tiempos. Es tan contradictorio como el escriba fumador Jorge Lanata, pero mientras éste se vende por un suculento salario en el Grupo Clarín, el camionero millonario no necesita dinero, sino que pretende impulsar un proyecto político propio, de espaldas al construído hasta acá por el kirchnerismo.

Frente a la última protesta cacerolera anti K, el cambiante dirigente gremial afirmó: «Se creen que la gente reclama por capricho y esto es lo que hace que las cosas cada vez se compliquen más. Fundamentalmente las formas con las que se imponen las cosas, es lo que genera este malestar... la gente está perdiendo la paciencia... los cacerolazos se produjeron por la falta de respuesta de muchos temas que están pendientes y por el maltrato que se da permanentemente a gran parte de la sociedad... el Gobierno perdió la calle, porque la gente se movilizó de manera espontánea, a diferencia de las marchas del kirchnerismo, donde los obligan a ir con la amenaza de sacarle los planes...»

¿Qué intenta Moyano, ganarse a la clase media que siempre pensó que es un negro de mierda? ¿El negro cree que ahora que sale por TN o por radio Mitre, que lo ponen en tapa de Clarín y La Nación, es más rubio, más blanquito? ¿Es tan iluso que cerró filas con los intereses de Magnetto y piensa que impondrá su juego al CEO multimediático?

No importan las credenciales pasadas, el presente borra o confirma las virtudes y los defectos, como síntesis brutal de toda una vida. El presente nos presenta desnudos, de cuerpo y alma, y ya no hay excusas.

Moyano podría haber sido un alfil importante en el complejo ajedrez hacia la justicia social, pero motu proprio, devino en peón descartable de los peores intereses antinacionales y antipopulares. Cuando ya no les haga falta, le darán una patada en el culo, o lo pondrán en el freezer hasta nuevo aviso, pero sin lugar a dudas, ya se ganó el desprecio de millones de argentinos, más "un lugar en la antología del llanto y no en la historia viva de su tierra".

Cada uno elige su propio infierno...









Para entender la compleja coyuntura argentina, leamos un párrafo de la muy buena reflexión de Hernán Brienza:

«Circula por Internet una convocatoria peligrosísima para el 13 de septiembre. No es peligrosa por la movilización a la que llama sino por la argumentación a la que someten a sus lectores. La caracterización de "Dictadura K" que realizan del gobierno nacional es una estrategia de pinzas sobre la legitimidad popular de la presidenta. Por un lado, la convocatoria anónima y por el otro, la prédica constante de intelectuales irresponsable como Joaquín Morales Solá o Marcos Aguinis que banalizan procesos de mal absoluto como el nazismo comparándolo con el kirchnerismo. ¿A qué se debe esa operación periodística y cultural? A la necesidad de justificar cualquier tipo de interrupción democrática posible en los próximos años, sobre todo, si el kirchnerismo se torna invencible en las urnas. A mayor voluntad popular del kirchnerismo, mayores son las peripecias intelectuales y comunicacionales para intentar desbarrancarlo mediante metodologías ilegales. En el fondo, en el imaginario de ciertos ideólogos del rencor...»

Daniel
Mancuso