Ayer hubo un soplo de aire fresco en el programa 678, por la Televisión Pública.
Estuvo bueno el debate político entre Edgardo Mocca y Roberto Gargarella. Mientras éste criticaba insistentemente las falencias del proceso democrático conducido por el kirchnerismo, aquel intentaba darle un marco político a los temas y analizaba los contextos históricos y sociales de cada uno para entender dónde están los problemas y las soluciones.
Hablando con algunos amigos y conocidos, es constante la crítica hacia "la tanqueta". Los motivos son variados: "le hablan a los convencidos", "hacen lo mismo que los programas de la oposición multimediática pero de signo opuesto", "nunca hay críticas hacia el gobierno", "son demasiado oficialistas", "tienen el casete puesto", "aburren", etcétera.
En realidad, todo podría ser cierto si no se lo pusiera en contexto político, social, histórico, y si no se evaluaran las relaciones de fuerzas. 678 es un simple programa de televisión que se erigió en una voz pequeña pero intensa que se opone al discurso dominante de cientos de medios, no sólo televisivos, sino radiales, escritos y por internet, desde los tiempos de la batalla agrogarca de la 125.
¿Cómo podría hacerse de otra manera un programa que intentó, desde su génesis, develar los vericuetos de los medios hegemónicos? ¿Siendo más amigables, menos confrontativos?
La propuesta fue inteligente y surtió efecto. Ni siquiera fue importante el rating del programa ─que seguramente es inferior al de los programas opositores de los grandes medios─, porque la lógica de 678 no sigue los parámetros neoliberales del mercado (programa que no mide se levanta). Por el contrario, su intensidad política y su identificación con el proyecto nacional iniciado en 2003 se ha hecho explícito desde su nacimiento, y nadie tiene dudas desde dónde se habla, cuál es el modelo de país, de Estado, que se defiende, cosas que no sucedieron nunca en la televisión argentina. Por eso, el éxito y difusión del programa.
Todos los programas políticos de los últimos 50 años, han sido siempre "independientes" según sus hacedores, aunque en realidad respondían, responden, a los poderes fácticos de turno, las corporaciones, las empresas y anunciantes, los dictados de una cultura dependiente y sojusgada por la lógica capitalista imperante. En cambio, 678 se presenta en sociedad defendiendo un proyecto político, sin ambages ni engaños. Eso hizo la diferencia.
Quizás sea hora de que el formato original se oxigene, mute, evoluciones, para devenir en este excelente ejemplo de debate y discusión política que tanto nos hace falta.
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POST SCRIPTUM
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Daniel
Mancuso
Mancuso
5 comentarios:
Estuvo bueno, Gargarella con un manual mezcla trosko-liberal, bien Edgardo que interpeló marcando la época y los avances.
6-7-8 siempre atrae, detractores abstenerse.....
Comparto con Gem. Además, esa insistencia en los "asesinatos" de la era K, cuando todos saben perfectamente que este gobierno no reprimió ni mató ni mandó a hacerlo. No se si es necio o mala leche, pero eso me cae como el orto.
Un abrazo.
Bueno el debate, lo único objetable fueron los dichos de Gargarella sobre el INDEC--una pavada-- y en referencia a "los esesinatos del kirchnerismo" ¿¿¿???
678 es un simple programa de televisión que se erigió en una voz pequeña pero intensa que se opone al discurso dominante de cientos de medios
Con todo el soporte del aparato del estado atras. Jaja que tontos que son
¡qué buen programa es 678!
con poco rating es un grano de pus que les molesta a "los dueños de la verdad" que estaban acostumbrados a que nadie los confrontara ni les desenmascarara.
Lidia
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