Fue raro, doloroso, verlo sonreír, aceptando la decisión espuria del congreso paraguayo aliado a la oligarquía para voltearlo. Esa misma ¿ingenuidad? fue la que no le hizo ver como le serruchaban el piso desde que asumió la presidencia.
La trampa paraguaya fue una enorme farsa jurídica, que no respetó en lo más mínimo el derecho a defensa, ni el debido proceso, pero muy efectiva para derrocar a Lugo. En 5 horas, Federico Franco, hasta hoy vicepresidente asumió como Jefe de Estado. Así, la derecha retomó las riendas que nunca había abandonado. Es la muestra flagrante de Apetitos insaciables.
Como crónica de una destitución anunciada, Fernando Lugo fue echado como Presidente del Paraguay. Su vicepresidente, Federico Franco, se quedó con su sillón, en connivencia con el establishment y la partidocracia antipopular.
La mala noticia puede contarse así: al cabo de un pergeñado proceso de juicio político considerado por varios países de la región como un Golpe de Estado Institucional, el Senado aprobó y ejecutó en pocas horas la destitución del mandatario por mal desempeño de sus funciones y lo destituyó.
Lugo fue elegido democráticamente en las elecciones del 20 de abril, y asumió la presidencia el 15 de agosto de 2008, con la Alianza Patriótica para el Cambio, una alianza muy particular de partidos tradicionales, agrupaciones de izquierda y frentes campesinos.
Lugo obtuvo casi el 41% (704.966 votos), venciendo a la candidata oficialista del Partido Colorado, Blanca Ovelar (30.72 %), y al golpista Lino César Oviedo de UNACE (21.98 %).
Lugo reemplazó a Nicanor Duarte Frutos, del Partido Colorado ─que estuvo en el poder sin interrupción durante más de 60 años─, quien no podía postularse para la reelección según la Constitución, y que finalmente apoyó a Blanca Ovelar de su misma corriente Movimiento Progresista Colorado.
La excusa fue la ¿tragedia? de Curuguaty, donde el desalojo de una hacienda privada de 2000 hectáreas, perteneciente al terrateniente Blas Riquelme, ex senador colorado, terminó con decenas de muertos y heridos.
Todo comenzó el viernes 15 de junio, cuando unos 300 policías irrumpieron en la finca Morumby ─de unas 2.000 hectáreas que pertenece al empresario y político Blas Riquelme, en el departamento de Canindeyú, ubicado al noreste del país, en la frontera con Brasil─ ocupada por campesinos sin tierra.
Los agentes contaban con una orden judicial para desalojar a un centenar de personas que ocupaban la propiedad ¿"ilegalmente"?
Cuando los policías se acercaron a los campesinos, se produjeron los primeros disparos. Murieron 7 policías, entre ellos el jefe y el subjefe del grupo especial GEO de Ciudad del Este. Finalmente, murieron al menos 17 personas, y hubo más de 50 heridos durante el desalojo en Curuguaty.
La tragedia revela la antigua disputa por la propiedad de la tierra en Paraguay, marcado por la desigualdad social y una férrea derecha manejando los hilos del poder. Más del 85 % de la tierra está en manos del 2 % de la población. También, Paraguay está marcada por la larga dictadura cívico militar del general Alfredo Stroessner (1954 - 1989), que dejó secuelas dolorosas en la sociedad paraguaya. Según cifras de la Cepal (2011), la pobreza en Paraguay asciende al 53% de su población de casi 7.000.000 de habitantes, de los cuales el 30% vive en la pobreza extrema.
Lugo no pudo o no supo consolidar una fuerza política propia. Su gobierno era muy frágil desde el principio, con un viepresidente opositor, como sucedió aquí con Julio Cobos, pero mucho peor. Allí, finalmente, el vicepresidente logró su objetivo destituyente.
Ahora, más allá de lo que suceda desde Unasur y Mercosur, habrá que esperar que el pueblo paraguayo se organice y luche por su libertad y dignidad contra los terratenientes y la mafia enquistada en el poder.
El pueblo paraguayo comienza a organizarse en el denominado Frente por la Defensa de la Democracia, el cual agrupa a todos los que se sienten indignados por la destitución de Fernando Lugo como presidente de Paraguay por el Parlamento...
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1 comentario:
la verdad es que es una vergüenza, en el nordeste de Argentina hay una gran influencia de la cultura de Paraguay y son muy queridos también, es tremenda la debilidad institucional que tienen, con una serie de Titulares pegan y pegan, desdibujan tanto la realidad que al final la sociedad queda trastornada, comentaban que nadie se animaba a salir a manifestarse y protestar porque tienen miedo de que hayan francotiradores en las plazas como se hizo correr la voz..
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