El viejo Jorge Luís le arrebató el poema en una noche de borrachera y tristeza compartidas, y lo registró como propio, lo hizo famoso, lo universalizó. Pero la mente infeliz que engendró tanta desdicha, ese corazón, solitario y hueco de amor, se llama Héctor Horacio.
Ambicioso, perdido en la oscura telaraña de la perfidia, no pudo escapar a sus sino trágico y escribió una confesión arrebatada por el alcohol. De ignoto contador a jefe de la corporación. Amigo de truhanes y asesinos, copió todos los vicios y maldades.
Sagaz como Poncio Pilatos, ladino como Judas, flotó como las heces y se sobrepuso a todos los naufragios. Ciego de ira ante el sentimiento artero que afloraba sin control, la ternura, regaló el poema a otro ciego, quizás menos ciego que él, para seguir conservando la oscuridad y el anonimato, para no contradecir tanta infelicidad, y que el arte no ablandara su alma aterida. Tozudo, no quería cometer el peor de los pecados: sentir un poco de humanidad...
Ambicioso, perdido en la oscura telaraña de la perfidia, no pudo escapar a sus sino trágico y escribió una confesión arrebatada por el alcohol. De ignoto contador a jefe de la corporación. Amigo de truhanes y asesinos, copió todos los vicios y maldades.
Sagaz como Poncio Pilatos, ladino como Judas, flotó como las heces y se sobrepuso a todos los naufragios. Ciego de ira ante el sentimiento artero que afloraba sin control, la ternura, regaló el poema a otro ciego, quizás menos ciego que él, para seguir conservando la oscuridad y el anonimato, para no contradecir tanta infelicidad, y que el arte no ablandara su alma aterida. Tozudo, no quería cometer el peor de los pecados: sentir un poco de humanidad...
- He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del poder vil, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.
1 comentario:
Ante esas vidas, me quedo con esta muerte:
Desganas (Mario Benedetti)
Si cuarenta mil niños sucumben diaramente
en el purgatorio del hambre y de la sed
si la tortura de los pobres cuerpos
envilece una a una a las almas
y si el poder se ufana de sus cuarentenas
o si los pobres de solemnidad
son cada vez menos solemnes y más pobres
ya es bastante grave
que un solo hombre
o una sola mujer
contemplen distraídos el horizonte neutro
pero en cambio es atroz
sencillamente atroz
si es la humanidad la que se encoge de hombros.
Publicar un comentario