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A ver, a ver, escuchemos lo que opina el fumador prepotente:
«"Nunca había visto esto en la Argentina. Esa cosa de amigos que se dejan de invitar a los cumpleaños, familiares que se dejan de ver o que haya temáticas de las cuales mejor no hablar. Hay una división muy grande de la gente desde hace muchos años. Me da tristeza", analizó el periodista, quien responsabilizó al oficialismo de fomentar esa fragmentación de la sociedad.
»"Ese tipo de odio y división no me gusta, porque si no aparece un boludo como el de Fopea y te tira un piedra. El Gobierno no te tira una piedra, te tira un tiro si quiere, pero genera un ámbito en el cual es posible que un papista para hacer mérito te pegue con un palo en la cabeza", explicó...».
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Los que apoyamos el proyecto popular en marcha, iniciado en 2003, jamás fomentamos el odio. Hablamos y practicamos el amor. Quienes odian y propagan la crispación, son los amigos de Lanata que incorporaron las frases más violentas de que se tenga memoria después del famoso "viva el cáncer", contra Evita.
En ¿QUÉ ES UN GORILA A DOS VOCES? nos sorprendían las declaraciones de Tomás Abraham, quien declaraba que estaba "de este lado de la trinchera", enfrentando belicosamente todo lo que oliera a pueblo peronista, maltratando a dos interlocutoras por el simple hecho de ser mujeres y ser "oficialistas". Lanata estaba allí, maltratando también, y fumándoles en la cara.
No somos nosotros quienes estamos CRISPADOS, o manifestamos improperios por cadenas de mails o pintamos carteles que dicen: "andate conchuda".
No somos nosotros quienes cortaron las rutas del país en 2008, impidiendo la libre circulación de los ciudadanos porque no queríamos pagar derechos de exportación, ni desabastecimos a las grandes ciudades, ni tiramos litros y litros de leche a la vera de los caminos.
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No ofrecemos diarias apariciones en televisión o en radio, con opiniones del tipo:
- "la gente en la calle dice 'que se vayan', la gente en la calle dice: 'los quiero matar', la gente en la calle dice: 'a ver si los derrumban'". (Elisa Carrió)
- "A mí me dan asco... me dan asco... no me pregunten más porque me dan asco". (Elisa Carrió)
- "Néstor Kirchner eligió morirse antes de perder otra elección".
(Francisco de Narváez)
- "lo que dice la gente en la calle: ─es feo lo que voy a decir─ que el cadáver no estaba en el cajón"... (Mirta Legrand)
Y muchísimos insultos más, patéticas faltas de respeto, mentiras y canalladas que hemos venido escuchando o leyendo desde hace años, en cadena nacional desinformativa, las 24 horas del día.
Pero ojo, dicen que no hay "libertad de expresión".
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Los funcionarios, periodistas, blogueros, comunicadores y militantes, que día a día bregamos por la profundización de este Proyecto político, social y cultural, hacemos análisis políticos y críticas a la oposición, a las corporaciones, al grupo Clarín, al gobierno británico, estadounidense o cualquiera que se enfrente a los intereses nacionales.
Usamos la ironía, el humor, la memoria popular e histórica para fundamentar nuestras apreciaciones. Hablamos desde los hechos y realizaciones, no desde la teoría y la barricada ideológica.
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En TANTOS LIBROS Y NINGUNA FLOR podíamos leer:
«Se ha renovado la identidad justicialista. Imposible decir si el efecto será duradero. Pero lo que parecía difícil cuando la popularidad de Cristina Kirchner alcanzaba un penoso 20 por ciento, sobrevino en el año que va entre la muerte de Néstor Kirchner y estas elecciones. La Presidenta Viuda fue la protagonista y la directora de la obra, una creación suya y de un grupo muy chico de publicitarios e ideólogos, que la dejó hacer y perfeccionó lo perfeccionable. En lo esencial, una autoinvención...» (Beatriz sarlo)
«¿Por qué el hecho de que muchos voten a un candidato lo hace mejor, valioso, valedero, y en cambio el hecho de que muchos lean a Paulo Coelho, un suponer, lo convierte en un chanta oportunista? ¿Por qué la cantidad legitima un gobierno pero no, digamos, un programa exitoso de la televisión? ¿Esos señoras y señores están dispuestos a decir que las mayorías se equivocan cuando eligen ver culos contra el caño de Tinelli o cuando atacan a extranjeros pobres o cuando apoyan la pena de muerte, pero no se equivocan cuando eligen votar a tal frente para tal victoria? ¿Dispuestos a sostener que hay temas en que la cantidad sí vale como sanción y otros en los que no? ¿Dispuestos a argüir que La razón democrática debe aplicarse a las elecciones políticas pero no a las demás? Es un problema...» (Martín Caparrós)
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«El odio es un sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo.
»El odio se puede basar en el miedo a su objetivo, ya sea justificado o no, o más allá de las consecuencias negativas de relacionarse con él.
»El odio se describe con frecuencia como lo contrario del amor o la amistad. El odio genera aversión, sentimientos de destrucción, destrucción del equilibrio armónico y hasta autodestrucción. El odio marchita las flores, el aire, la vida...
»El odio no es justificable desde el punto de vista racional porque atenta contra la posibilidad de diálogo y construcción común. Los gorilas no piensan, sienten, odian...»
Podemos disentir, opinar diametralmente diferente, pero lo que no les perdonamos a Lanata, Abraham, Sarlo, Caparrós, Tenembaum, Majul, etcétera... es la deshonestidad intelectual, las mediocres pulsiónes que los llevan a vivir en la distopía.
Daniel Mancuso
2 comentarios:
Los insultos y el menosprecio no son, en el fondo, tan importantes ó trascendentes.
El problema es cuando para OPONERSE a un proyecto que no comprenden, que no les interesa comprender ó que comprendiendo tratan de dinamitar en nombre de viles intereses, no vacilan en obrar en contra de su propio país y de sus propios conciudadanos.
Gente de poca ó mala calidad, pitos de precio demasiado alto para su áspero y odioso sonido.
Saludos
Tilo, 70 años
Estoy podrido que estos tipos sean los que más digan: " no hay que hacer periodismo de periodistas..." Una actitud corporativa total. Todos los días, lo dicen desde sus respectivos programas o columnas porque no les conviene. Osea: hablen de todo, hablemos de todo, menos de mí....
Humberto. Desde Mendoza
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