lunes, 14 de noviembre de 2011

DIARIO ÍNTIMO DE UN DÓLAR





Estoy triste. Tengo una horrible sensación de vacío. Soledad, esa es la palabra, estoy metido en una vorágine individualista, donde nadie piensa en nadie, sólo en sí mismo, y a mí me tienen de acá para allá, en un viaje interminable, de mano en mano, sin parar.

Todas las relaciones conmigo, tienen un cariz pecuniario. Ni un signo de sensibilidad, o ternura. Se matan por poseerme, y cuando me tienen, me maltratan, me meten en una caja, bajo llave, o me esconden en los sitios más insólitos, debajo de una baldoza floja, adentro del depósito de agua del inodoro, o enterrado en una bolsita, adentro de una maceta. A mis hermanos les pasa lo mismo. Nos van apilando, nos dividen con una banda elástica, nos usan, nos olvidan por un tiempo, nos mudan intempestivamente, nos vuelven a esconder.

¿Qué les pasa a nuestros dueños, por qué tanta histeria?

A diferencia de un gato, un perro, u otra mascota, ellos no me alimentan, no me sacan a pasear, no me bañan, ni me quieren ni me extrañan. Soy una cosa útil a sus fines, un medio para sus deseos materiales, sus lujos, sus mezquindades. Pero no hacen nada positivo conmigo, no me piensan alumbrando proyectos, fabricando sueños, multiplicando felicidades, no.

No.

Si fuera un perro, o un gato, recibiría sus mejores caricias, sus sonrisas frescas, su desinteresado costado humano, su tiempo. A mi me tocan sus miserias, todas, las peores, las más viles. Veo lo monstruosos que son cuando de conseguir algo se trate. Se convierten en patéticos esclavos de sus miedos, su avaricia, y todos los pecados concomitantes. No quieren a nadie, no recuerdan a la madre, ni a los hijos, ni a ellos mismos. Soy la causa de su propia autodestrucción, aunque se miren al espejo y festejen tenerme de rehen.

Pero no elegí este destino, podría ser augurios de satisfacciónes compartidas, bienestar y contento, dicha que crece, alegría colectiva, suerte, fortuna, ventura, bonanza, prosperidad, todo lo que se desean cuando se saludan en navidad y fin de año, pero boicotean los 365 días siguientes.





Daniel Mancuso

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy triste saber que en nuestro país se brega por la paz,la justicia y todo lo demás q sirve de lana a las ovejas de nuestro gobierno que los cubre de la maldad de lobo que no s dan cuenta de la realidad!!!Esos niños...disfrutarán de la canasta Navideña que muestra accesible para todos x T.V?es triste que nuestros funcionarios se embolsen todo y sigan existiendo mas pobres!

daniel mancuso dijo...

Anónimo, estás absolutamente perdido, hermano, la pobreza es producto de décadas de neoliberalismo, empresarios rapaces y gobiernos subordinados al gran capital foráneo... hoy, se está ordenando la casa, se genera empleo y se recobran derechos, pero si no te gusta, sacás el pasaporte exprés (gracias a este gobierno) y te vas a Europa, que ahí te van a tratar bien, saludos

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