ALFREDO ASTIZ SUPERSTAR

Qué buen actor, cuánto talento desperdiciado entre rejas. Galán maduro que aún podría encarnar un James Bond, un Thomas Crown Affair, un Goodfellas; cuando joven era muy lindo y estaba tanto para un Taxi Driver, como para un Alfie.

Cuentan que el talentoso Brad Pitt estudió durante semanas las fotos de Alfredo Astiz para componer su personaje de Aquiles en "Troya".

Su imagen impregnó los cometidos del cine internacional. Para su película Apocalypse Now, Francis Ford Coppola en 1979, se inspiro en la saga de Alfredo Astiz, y el mismísimo Marlon Brando imitó su gestualidad petrea e insensible.




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En mayo de este año, nos preguntábamos: ¿ASTIZ ESTÁ FELIZ?, cuando comenzaba una de las querellas en el Tribunal Oral Federal n° 5, para enjuiciar a los represores y asesinos que cometieron delitos de lesa humanidad en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada...

La causa ESMA fue reabierta luego de que la Corte Suprema de Justicia, hace 6 años, considerara que los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles y que no pueden ser indultados ni amnistiados.

Un equipo de primera calidad para machucar y descuartizar prisioneros indefensos: Alfredo Astiz, Jorge "el Tigre" Acosta, Ricardo Cavallo, Jorge Radice, Juan Carlos Rolón, Antonio Pernías, Pablo García Velazco, Julio César Coronel, Adolfo Miguel Donda, Raúl Scheller, Juan Carlos Fotea, Ernesto Weber, Néstor Savio, Alberto González, José Montes, Manuel García Tallada, Carlos Capdevilla y Juan Antonio Azic, entre otros. Con estos protagonistas fuimos los campeones del mundo (en refinamiento represivo, inventiva martirizante, creatividad mortal).

Cultor del perfil bajísimo y afecto a los monólogos, Alfredo Astiz, sorprendió a todos los concurrentes al tribunal cuando, al mejor estilo Hamlet con su clavera, el angel de la muerte apareció con una Constitución Nacional, que luego envió a la Corte Suprema de Justicia, en un acto de pérfida queja por su condición de reo vituperado.

«Soy un perseguido político, soy víctima de un acto de linchamiento, esto no es justicia. Las falsas querellas no nos perdonan que hayamos combatido con éxito a la subversión».

Sublime.

El tribunal, que está integrado por los jueces Daniel Obligado, Germán Castelli y Ricardo Farías, quiso al unísono aplaudir semejante potencia dramática, pero se contuvo. El trio quiso dar el ejemplo y conservar la calma.

Muy excitado y seguro de sí, Astiz prosiguió: "Soy mejor actor que MIKE Amigorena y no le tengo miedo a Magnetto, que conste en actas".


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El joven Astiz era muy fotogénico, y casi le pide a Basterra que le sacara fotos para un book y poder presentarlo en las agencias de Publicidad de la época. Soñaba con viajar por el mundo con Claudia Sánchez haciendo comerciales de L&M.

Pero los secuestros cotidianos, y la posterior infiltración en las Madres de Plaza de Mayo como Gustavo Niño, lo obligaron a desistir de su faceta artística. Aunque se dio el gusto de ser el protagonista de una historia inolvidable, Astiz es el personaje más famoso de la dictadura genocida.

Víctor Basterra fue secuestrado el 10 de agosto de 1979, en Valentín Alsina, y trasladado a la Escuela de Mecánica de la Armada, junto con su hija de dos meses y su mujer. Basterra pudo sobrevivir a la prisión y la tortura en ese centro clandestino de detención durante la última dictadura militar, y logró apoderarse de una valiosa documentación. Entre los papeles pudo extraer de la ESMA están las credenciales falsas que el mismo había confeccionado para el entonces marino.

"Póngame Rubio", ordenó Astiz luego de posar para una foto carnet que le sacó el propio Basterra en una oficina en la que se almacenaba documentación falsa.

El "Angel Rubio" se manejaba con distintos apellidos: Gonzalo, Saliva, eran algunos de ellos. Luego de Malvinas, volvió a utilizar otro apellido, esta vez judío, Abramovich, recordó Basterra. Fotografías de represores, de recluidos, planillas de desaparecidos, imágenes de instalaciones, pasaron por las manos de Basterra que fabricaba el material falso para ser utilizado en las distintas operaciones.

Basterra guardó copias de los papeles y de imágenes. Fotografió el material, lo mantuvo escondido, y logró sacarlo del siniestro lugar.


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Daniel Mancuso