El presidente de los EEUU, Barack Obama, y el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, modificaron de imprevisto la agenda para dirigirse a una escuela donde conversaron con alumnos y se enfrentaron en un partido de ping-pong.
En ese mismo momento, cientos de libios inocentes corrían desesperados, morían aplastados por una pared que se caía, bebían su propia sangre con olor a pólvora imperial, gracias a los bombardeos desde los aviones estadounidenses e ingleses sobre el cielo africano.
Mientras los dos mandatarios jugaban, sus esposas Michelle Obama y Samanta Cameron ─en la residencia del premier británico, situada en la calle Downing Street, número 10─ intercambiaban información sobre perfumes y ropas de moda.
En ese mismo momento, un preso de Guantánamo era torturado o violado o escupido, como un trapo viejo y sucio, como una cosa inhumana, porque los enemigos no son humanos, ni personas ni gente, sino cosas para ser eliminadas.
Ellos juegan ping pong con nosotros, juegan a la guerra con nosotros, juegan a voltear gobiernos, a bombardear civiles, a endeudar países y rematar sus pertenencias para llenar sus panzas acreedoras, para seguir jugando ping pong o guerra o torturas, en su círculo vicioso imperialista...
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El presidente norteamericano, Barack Obama, terminando su gira por 4 países europeos, envió hoy desde el Parlamento británico, reunido en el Salón Westminster, un mensaje a Europa en el que destacó que "la alianza transatlántica seguirá siendo indispensable", y aseguró que "la influencia de Estados Unidos y Europa sigue siendo dominante en el planeta", aun cuando potencias en ascenso como Brasil, China e India o Argentina se hacen sentir.
"El tiempo de nuestro liderazgo es ahora, aún cuando más naciones asumen las responsabilidades de liderazgo global, nuestra alianza seguirá siendo indispensable para alcanzar la meta de un siglo más pacífico, más próspero y más justo''.
Barack Obama hizo el recuento de la historia de ambos países separados por el mar. Dijo que ambos sostuvieron una guerra, pero que su relación evolucionó en una fuerza global indispensable para el crecimiento económico, la seguridad, la democracia y la paz.
"El camino no ha sido perfecto, pero a través de las luchas de esclavos e inmigrantes, de mujeres y de minorías étnicas, de antiguas colonias y de religiones perseguidas, hemos aprendido mejor que la mayoría, que el anhelo de libertad y dignidad humanos no es inglés, ni estadounidense, ni occidental... es universal''.
"Nuestro idealismo tiene sus raíces en la realidad de la historia, que la represión ofrece sólo una falsa promesa de estabilidad, que las sociedades son más exitosas cuando sus ciudadanos son libres, y que las democracias son los aliados más cercanos que tenemos".
"Los éxitos y fracasos de nuestro propio pasado pueden servir como ejemplo para economías emergentes: que es posible crecer sin contaminar, que la prosperidad a largo plazo no proviene de lo que una nación consume, sino de lo que produce y de las inversiones que se hagan en su gente y en infraestructura".
"Como dos de las naciones más poderosas en la historia, siempre debemos recordar que la verdadera fuente de nuestra influencia no ha sido el tamaño de nuestra economía, el alcance nuestro ejército o las tierras que hemos reclamado".
"Han sido los valores que nunca debemos vacilar en defender en todo el mundo: la noción de que todos los seres humanos tenemos derechos innegables. Si no asumimos esa responsabilidad, ¿quién tomará nuestro lugar?''.
"Nuestras acciones, nuestro liderazgo, son esenciales para la causa de la dignidad humana. Y por ello debemos actuar, y liderar, con confianza en nuestros ideales, y una fe perdurable en el temple de nuestro pueblo", concluyó el presidente norteamericano, Barack Obama.
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¿Cuánta hipocrecía? ¿Cuánta mentira organizada? ¿Cuánto cinismo globalizado?
No debemos acostumbrarnos a la convivencia con estas yuntas perversas ─los discursos políticamente correctos con acciones absolutamente contrapuestas─. Ese macabro oxímoron se ramifica por todos los países, y uno ha llegado a creer que no hay otra cosa, que la vida es así, promesas incumplidas, cinismo naturalizado, una eterna condena a la frustración y el engaño a plena luz del día, sin derecho a defensa.
En escala menor, tomado como ejemplo doméstico, y pidiendo perdón de antemano, es como escuchar las cotidianas manifestaciones de Mauricio Macri (o cualquier dirigente opositor), cada vez que se enfrenta a una cámara, y debe decir algo pretendidamente importante, sabiendo que nadie lo va a interrumpir ni preguntar por la veracidad de sus declaraciones...
Gracias a dios, un día llegó aire fresco desde el sur, y supimos que hay otra cosa, otro destino impensado en aquel entonces. Una pareja de pingüinos nos mostró el camino...
Daniel Mancuso
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