« Yo no soy más que una mujer del pueblo argentino. Yo no soy más que una mujer de esta bella patria, pero descamisada de corazón, porque siempre he querido confundirme con los trabajadores, con los ancianos, con los niños, con los que sufren, trabajando codo a codo, corazón a corazón con ellos para lograr que lo quieran más a Perón, y para ser un puente de paz entre el General Perón y los descamisados de la patria... »
El peronismo siempre estuvo atravesado por el amor, desde su gestación. Así nació, en el siglo XX, un retoño del viejo movimiento nacional (que venía a los tumbos de padecer la década infame), una tarde en el Luna Park, cuando se conocieron Perón y Evita. Era el 22 de enero de 1944.
La herencia de Evita y Perón sigue fresca. Y Evita vive en los corazones de los peronistas que somos muchos y sembramos su amor a lo largo de nuestro camino.
- ... Soy peronista, entonces, por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo, vivificado y actuante otra vez por el renacimiento de sus valores espirituales y la capacidad realizadora de su jefe: el general Perón. Mi dignidad de argentina y mi conciencia de ciudadana se sublevó ante una patria vendida, vilipendiada, mendicante ante los mercaderes del templo de las soberanías y entregada año tras año, gobierno tras gobierno, a los apetitos foráneos del capitalismo sin patria y sin bandera.
Evita vive en las mujeres que conducen los destinos de este presente. La lucha por los derechos de la mujer y su justo lugar en la sociedad argentina continúan avanzando. Tenemos a la primera Presidenta elegida por el voto popular. Tenemos una ministra que condujo a los militares y ahora la Seguridad. Tenemos a una mujer decidiendo los destinos del BCRA. Tenemos 2 mujeres en la Corte Suprema de Justicia...
- Mi solidaridad con el pueblo, cuya callada epopeya he sentido en mi carne y he sufrido en mi sensibilidad, reafirma mi peronismo. Porque he vivido los problemas del movimiento, su difícil gestación, su desenvolvimiento y la victoria final de la Revolución y porque he pulsado el amor apasionado que el general Perón alienta por su pueblo y por sus vanguardias descamisadas, es que me he convertido en humilde de esta causa del pueblo, un soldado con una fe inquebrantable en el éxito y con un deseo irrefrenable de quemar mi vida para alumbrar el camino de la liberación popular...
Las grandes decisiones, la guita y los fierros, en manos femeninas. No está mal. Evita estaría muy contenta; nosotros también.
Hoy Cristina está golpeada, dolorida por la pérdida de su compañero. Lo vemos en cada acto, en cada discurso. Su mirada tierna se moja de penas al nombrarlo. Pero sigue a pesar de todo. Incólume y machucada. Su fuerza, al igual que Evita, nace y se nutre del profundo amor a su compañero y a su pueblo.
Sus historias se parecen, amor, militancia, lucha, escollos y traiciones, vuelta a empezar...
« Compañeros... compañeras: Yo no renuncio a mi puesto de lucha. Yo renuncio a los honores... »
Los peronistas y las peronistas somos así, memoriosos, querendones y apasionados.
2 comentarios:
Excelente!
HOMENAJE,EN ESTE RECORDATORIO A LOS 92AÑOS,DEL NACIMIENTO DE LA ABANDERADA DE LOS HUMILDES,NO SOLAMENTE DE LOS ARGENTINOS SINO DE TODOS LOS PUEBLOS DEL MUNDO..GRACIA EVITA POR DEJARNOS TUS ENSEÑANZAS DE SOLIDARIDAD..LAMENTABLEMENTE HOY EN EL 2011.EXISTEN MUCHO QUE SE ESCUDAN EN EL PERONISMO,PARA EL LOGRO DE SUS ASPIRACIONES PERSONALES,O DE GRUPOS ECONOMICOS Y NO DE LA DOCTRINA PERONISTA.SALUDOS PERONISTA
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