Siempre nos sorprendió. El flaco se divertía con eso.
Su muerte nos agarró desprevenidos. Igual que cuando vivía, eligió su modo de morirse y nos pasmó. Sus acciones nos desconcertaron hasta maravillarnos por lo valientes, inesperadas, conmovedoras.
Sus enemigos no soportaban no poder anticipar sus decisiones, sus movidas. Odio. Como cuando un talentoso con sus fintas deja descolocados a sus rivales, y una patada artera va directo a la tibia para quebrarle la alegría. Impotentes, las zancadillas se juntaron, hicieron cola para intentar detenerlo. No pudieron.
Bajó el cuadro de Videla y derrotó al partido militar que tanta muerte e injusticias sembró durante el siglo XX. ¿Alguien lo hubiera pensado? ¿Te acordás de "la casa está en orden" y los carapintadas?
Las madres y las abuelas entrando a la casa de gobierno para bancar el Proyecto. Abrazándose a diario con él, con ella. Si los pañuelos blancos con su sabiduría están allí, por algo será. Ahora sí el "por algo será" tiene sentido y está cargado de justicia.
¿Te imaginaste alguna vez poder entrar a la ESMA para llenarla de vida? ¿Creíste que sería posible sacarnos de encima el pundo final y la obediencia de vida, para poder encausar la historia por los carriles de la justicia y la memoria popular?
Y América latina olvidada apareció en nuestros corazones. De repente. Impensadamente. En Mar del Plata mandó el ALCA al carajo, junto a los líderes de América del sur, y desbarató las sucias apetencias de George Bush y las finanzas canívales.
Develó las argucias del FMI, y nos liberó de sus manipuleos nefastos, y le quitó las consignas a la ultraizquierda adolescente. El "fuera el FMI" fue un hacho concreto que nadie esperaba poder cantar en una marcha.
¿Y los jubilados? ¿Y los negocios millonarios de las AFJP?
Podés estar de acuerdo o no con las políticas de Néstor, pero tenés la certeza de que nunca se iba a dar vuelta, siempre para adelante, aunque tuviera que pegarse un porrazo contra una pared. Y cuando se cayó, se levantó herido y siguió para adelante, y redobló la apuesta. Néstor no era autoritario, como lo llamaban los opositores reaccionarios, eso es patriotismo, valentía y coherencia.
¿Quién no creyó que el gobierno se caía con 4 meses de cortes de rutas y desabastecimiento Agrogarcas?
¿Quién esperaba la Ley de Medios después de la derrota del 28 de junio de 2009?
El flaco nos tenía acostumbrados. ¿Con qué se va a venir ahora? ¿Te acordás?
Las sorpresas que Néstor nos regaló siempre fueron festejadas por el pueblo. Siempre fueron granos de pus que explotaron en la cara de los privilegiados de siempre.
Y sorpresivamente (para muchos) como homenaje a su muerte, miles de pibes salieron a la calle a llorarlo, a vivarlo, a levantar su nombre como bandera para seguir con Cristina profundizando el Proyecto nacional...
Daniel Mancuso
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