Es el primer domingo sin Néstor. Día de reflexión y descanso. ¿Qué empezarán a decir los contreras ahora que termina el silencio respetuoso del funeral?
Algunos no pararon ni respetaron, como Rosendo Fraga, que con el cuerpo todavía caliente de K, ya le daba a Cristina consejos democraticos de cómo seguir gobernando.
Me puse a leer los diarios opositores, la voz del pasado que no se quiere ir. Todos sin escepción, de diferentes maneras pero con el mismo objetivo, apuntan a Cristina. No con el dedo, sino con el arma letal de las ideas corporativas que liman y liman y no dejan de limar.
Como Lilita carrió, echan a rodar teorías conspirativas de improbable factibilidad pero de fuerte impacto en la tilinguería y la clase media. Anuncian chubascos y el hormiguero en franca dispersión en busca del azúcar del poder. Según los adláteres de Magnetto y Mitre, los problemas no están afuera, están adentro del peronismo, siempre afecto a la barbarie y el desorden.
Que aflojá, que cuidado con quienes te rodean, que no vas a poder, que te quedaste sin sustento, que cambiá, que abandoná la confrontación, que se vienen los ruidos y las peleas intestinas, que muerto el perro se acabó la rabia...
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Dice Eduardo van der Kooy en su nota Los días que pueden venir sin Kirchner...
- Una Argentina en estado de inquietud y duda constante parece suceder al controvertido orden político que Néstor Kirchner supo imponer en vida. ¿Podrá Cristina Fernández sostener ese orden? ¿Querrá, al fin, sostenerlo? ¿Será capaz de mantener la disciplina en una amplia geografía peronista que, por convicción, conveniencia o temor, respondía a su marido? No existe una respuesta inmediata: esos interrogantes podrán comenzar a develarse cuando se levante, de a poco, el espeso manto del duelo.
El primer desafío tiene que ver con una lejana premonición que hizo alguna vez Felipe González, el ex premier de España. Enterado a comienzos del 2007 que Kirchner dejaría su sillón a Cristina, preguntó: “¿Cómo será eso? El poder puede transferirse pero la autoridad no” , reflexionó. La Presidenta volverá, tal vez mañana, a la actividad con el mismo poder que tuvo hasta que murió su marido. El problema será esa autoridad con la cual Kirchner confeccionó un sistema de poder real, privado e indivisible, que se llevó a la tumba...
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Dice Ricardo Kirschbaum, editor general de CLARÍN en su nota Cómo seguir igual sin el que tenía todo el poder...
- Kirchner pudo en su Presidencia conservar el PJ casi completo tras de sí, mientras ensayaba el fallido experimento de la transversalidad.
¿Es eso posible? Detrás de la pátina de cautela, hay reordenamientos que, más temprano que tarde, harán ruido. El núcleo duro del Gobierno difícilmente impulse un cambio táctico. Máxime después del “mandato” que creen haber recibido de las miles de personas que participaron del funeral. Pero hay otros factores que influirán decididamente.
La hipótesis de un “consenso” también tiene rechazo en los kirchneristas puros, los que desde la izquierda y los organismos de derechos humanos, constituyen la vertiente más activa. Son los que piensan que los pactos y, sobre todo, los lazos con la ortodoxia son “un paso atrás”.
El “cristinismo” empujará hacia la radicalización. Esa decisión requiere de más poder para que pueda progresar, y allí se notará el peso de la ausencia de Néstor. Van der Kooy recuerda en su columna las palabras de Felipe González: “El poder puede transferirse, pero la autoridad no”...
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Dice Julio Blanck en su nota Lo que queda, ahora que se fue Néstor y Kirchner es Cristina...
- Se fue Néstor Kirchner.
Queda Cristina, su figura empinada en la entereza del duelo y arropada por el calor de su gente. Su mandato por delante, el compromiso de gobernar sin tener detrás a quien era el motor de la gestión, los ojos que todo lo controlaban, la voz que ordenaba la política. Queda Cristina y la decisión sobre qué rumbo político tomar. Puede elegir la tentación del encierro, de escuchar menos, de confiar en casi nadie, de hacer más de lo mismo de lo que se hizo en el último tiempo, que fue un tiempo de derrotas. O puede concederse a sí misma la vuelta al espíritu primero con que Kirchner construyó su autoridad y su poder, más abierto, menos intolerante, y que al cabo fue un tiempo que se había poblado de victorias.
Se fue Néstor Kirchner. Desde ahora, Kirchner es Cristina.
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Dice Joaquín Morales Solá en La Nación, en su nota Obligada a explorar otros caminos...
- El peronismo se había fracturado entre el kirchnerismo (que tenía un líder claro e indudable) y el antikirchnerismo, carente de líder y conducido por un consorcio. En la intimidad, el peronismo venía debatiendo si esa fractura no lo condenaría a la derrota electoral frente a un radicalismo con dos líderes con buena imagen. La desaparición abrupta del líder del kirchnerismo está llevando ese debate a una conclusión. Un jefe ya no está: ¿por qué no averiguar la posibilidad de una reunificación del peronismo y buscar un candidato consensual ? Los nombres de Carlos Reutemann y de Daniel Scioli son los que más se escucharon en las últimas horas entre peronistas que se mojan en las aguas de aquí y de allá.
¿Y Cristina Kirchner? La Presidenta tiene dos perspectivas seguras: los barones del peronismo no la dejarán sola frente a la responsabilidad del gobierno (¿por qué lo harían?) y ningún presidente tiene negada de antemano la posibilidad de una reelección. Pero tendrá que ponerse a trabajar en ella. El problema de la Presidenta es que, al revés de su marido, es una peronista sólo emocional, pero distante de la estructura del peronismo. No la conoce, no le gusta y, encima, la aburre. El peronismo, por su parte, nunca la consideró una dirigente cercana.
Acostumbrada a explayar sus grandes ideas sin que nadie la interrumpa, le será difícil aprender el ejercicio del toma y daca al que obliga la práctica concreta de la política. Eso lo hacía su esposo. El suyo fue el primer gobierno que le encargó la mecánica política a una persona que estaba formalmente fuera del gobierno. La Presidenta deberá explorar ahora otras formas. Ya comprobó, en vida de su marido, que el poder no se delega; el liderazgo, tampoco...
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Dice Pablo Sirvén en La Nación, en su nota Eros y Thanatos, como nunca entrelazados...
- Sin desmerecer el gran dolor expresado en las calles por el fallecimiento de Kirchner, de haber muerto Carlos Menem en la plenitud de su poder, habríamos visto escenas similares en los 90. El riojano ganó elecciones cada dos años, fue reelegido en 1995, en sus filas revistaban muchos de los actuales funcionarios K y tuvo su propio duelo público: la muerte de su hijo Carlos.
La presidenta Cristina Fernández, viuda de Kirchner, pocas veces cedió en la capilla ardiente a abrazarse con personalidades y celebridades, ya que prefirió hacerlo con los ignotos representantes del pueblo que pasaron por allí. Sin embargo, no dudó en confundirse en un cálido abrazo con Marcelo Tinelli, un indudable y permanente factor de poder informal en la Argentina desde 1990 en adelante.
Eros y Thanatos, esos gemelos tan aparentemente enemistados, no obstante, marchan juntos por la vida.
Es nuestro destino: llorar y reír.
¿Qué se puede esperar de la corporación mediática? ¿Qué buenos consejos podían dar los escribas del establishment?
Es el sermón del statu quo en la misa mediática sobrevolando este domingo de octubre. Son las voces nostálgicas de la impunidad de la dictadura que aún persiste en personajes siniestros de la justicia, el periodismo, la farándula, las corporaciones. El pensamiento único neoliberal de los 90 que caló hondo en las conciencias formateadas de los que se dejan pensar y viven hipnotizados por la televisión. Las frustraciones de la Alianza radical pseudoprogresista que asesino a la política e implosionó la patria en 2001...
Nosotros, el pueblo, queremos otra cosa.
Daniel Mancuso
3 comentarios:
son todos unos miserables a sueldo de la canalla, no pasarán.
Luís
Has sido piadoso con Mariano Grondona. Le ahorras el papelón de citar sus exóticas teorías y su cuota de veneno.
Eddie
carajo mierda, se me olvidó el doctor...
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