LA OPOSICIÓN VENEZOLANA

Los comicios de hoy en Venezuela son decisivos para el proceso que encabeza Hugo Chávez.

El periodista venezolano Modesto Emilio Guerrero, autor de la biografía ¿Quién inventó a Chávez? y del más reciente Medios y Poder en Venezuela, analizó con Miradas al Sur el intrincado contexto en que la Revolución bolivariana se juega su continuidad.

–¿Hay desencanto en la base social de Chávez?

–Tanto las fuerzas de la oposición de derecha, como las del chavismo y sus aliados, se han puesto en movimiento como si se tratara del fin del mundo. Es que para ambos, sobre todo para la derecha, se parece a eso, aunque por razones distintas.

Entre marzo y julio, GloboVisión y Venevisión publicaron una entrevista y dos informes diarios sobre las Legislativas. Desde julio, fueron 11 informes y cinco entrevistas cada 24 horas relacionadas con las elecciones.

La derecha entendió que ésta es una oportunidad clave para avanzar institucionalmente, por eso solicitaron ayuda a la Usaid y otros organismos como la Fundación Carolina del ultraderechista José María Aznar, que se instalaron en Caracas desde mayo y los financian y asesoran. No se decide el proceso revolucionario, pues eso lo veremos en las calles, fábricas y campos, pero sí su expresión institucional.

–¿Por qué pareciera que en cada elección Chávez siempre se juega el todo por el todo?

–Ese, lamentablemente, es uno de los resultados históricos del proceso bolivariano: todo en política es polarizado y todo se resume en la continuidad o caída del Presidente. Eso fue útil simbólicamente al comienzo, hoy es un dilema fatal que debemos superar. Es como si el candidato fuera Chávez contra ellos.

–¿Es factible un escenario violento en caso de que el chavismo no gane los dos tercios del Parlamento?

–Es factible, porque tenemos una oposición muy bizarra, dentro de la cual milita un segmento decidido a todo, incluso el asesinato del presidente. Esto lo expresan ellos mismos. Entre ellos activa gente ligada al terrorista cubano protegido en Estados Unidos Armando Posada Carriles, y gente entrenada por el Shin-Beht de Israel y los paramilitares de Colombia; éstos no son supuestos, son evidencias judiciales y policiales y de la inteligencia de los movimientos sociales. Pero también podría haber escenarios violentos si la derecha ganara las elecciones y quisiera desmontar las casi 60 leyes sociales que identifican a la revolución bolivariana. Por ejemplo, la Ley de Comunas, la de Tierras, la de Salud, la de nacionalización petrolera, la que regula la especulación, la que protege el control obrero y unas 50 más.

–¿Qué papel juega la prensa en este escenario?

–Los medios privados son los partidos políticos de la burguesía venezolana desde 2002. Por eso juegan el rol central en esta campaña, y en todas desde ese año. Cuando miras sus campañas, notas que GloboVisión, Venevisión, sus 32 diarios y sus 284 emisoras radiales, son los convocantes a las marchas y actos. Así construyen la demonización del chavismo y del Presidente que vemos en las corporaciones, por ejemplo en Argentina.

–En su libro Medios y Poder en Venezuela mencioná un gran crecimiento de medios que no son estrictamente opositores, pero tampoco están subordinados al chavismo.

–En mi país, el crecimiento de los medios públicos, me refiero a los comunitarios y los gubernamentales, sorprende por dos razones, uno, por lo masivo, dos, por lo desconocido. A eso dedico este librito. Es más sorprendente si usamos esos medios para medir el ejercicio de las libertades democráticas y de prensa.

¿Cómo es que hay menos libertades de opinión y expresión si existen más medios para ejercerlas? En la última década aparecieron unos 1.300 medios de comunicación, la mayoría alternativos, 11 estatales, hace diez años había seis de los primeros y dos de los segundos. El diario más leído del país no es de papel, ni comercial ni oficial, se llama Aporrea y es comunitario y digital.

Aporrea tiene unas 70.000 lecturas directas por día, que deben ser multiplicados por tres o cuatro veces. Y, quizá lo más importante, no estamos sustituyendo a las corporaciones privadas por una corporación estatal sucedánea, sino que las libertades tienden a ser más amplias en términos sociales y sustentables en el tiempo.

Daniel Mancuso