Hablemos claro, ¿Qué es la oposición?
¿Es un pájaro?, ¿es un avión? No, es la Coalición, la Coalición Cínica.
Podríamos ponerle diversos nombres, pero va de suyo que la última creación de la diputada Carrió merece un homenaje por todos los méritos que la susodicha cultiva a diario, en base a una ácida y contaminante profusión verbal en sus apariciones televisivas.
Se puede definir coalición como alianza, unión, liga, confederación o acuerdo entre varias partes. La oposición es todo eso, un frankenstein político, partes muertas de lo que alguna vez tuvo vida y sentido transformador y ahora es solo un conjunto vacio, que es el único conjunto que no contiene elementos. Y ellos no son elementos, para ser elementos hay que ser y formar parte del conjunto. Qué lío, ¿no?
La política es la única herramienta válida para transformar la vida en socedad y en paz. Ellos son un acuerdo entre partes para impedir gobernar, un remedo de la democracia que enseñaban los viejos libros de educación democrática de los 60, donde Perón era un dictador, y el pueblo era la masa.
La oposición, devenida en coalición cinica, no es un partido político, ni se propone como un espacio plural de participación y consenso que supere la mera oposición al oficialismo y sea capaz de generar las condiciones político-institucionales para un nuevo País, socialmente cohesionado, económicamente avanzado e inteligentemente integrado al mundo.
La Coalición Cínica es lo peor de la política neoliberal que implotó la patria, allá por los finales del 2001, y logró sobrevivir a todas las crisis que venimos padeciendo los argentinos desde el regreso de la democracia, en 1983.
Año tras año han abonado el camino de la antipolítica, con soluciones viejas siempre renovadas. Las ideas del establishment, aggionadas según la coyuntura, son las propuestas más novedosas que ofrece el espectro opositor, dirigentes que desde hace tiempo se sacaron la careta y representan el pensamiento reaccionario medio de una clase media despolitizada y contaminada de neoliberalismo residual.
Tanto el menemismo federal, los macristas, los radicales, los socialistas y los pinistas, se encontraron en el Congreso para armar lo que se autodenominó el Grupo A. En realidad, no importan sus diferencias de origen ni de forma, en sustancia son todos lo mismo, resabios de la vieja política de los 90, dirigentes de escasa formación intelectual, a pesar de que algunos tienen títulos universitarios, y muy poco o escaso compromiso con la Nación y sus ciudadanos.
¿Cómo identificar a un opositor? Es fácil, tienen características distintivas, previsibles :
- Hacen declaraciones rimbombantes, catastróficas y amenazantes, critican al gobierno pero no tienen propuestas superadoras.
- No resisten el archivo: hoy dicen blanco y tres días después dicen negro, la semana siguiente amarillo, y así siguen. Por ejemplo, se opusieron a la recuperación de los dineros de los trabajadores en manos de las AFJP, y luego, al tiempo, votan por el incremento de las jubilaciones al 82 % movil para desfinanciar al Estado. Hay muchos ejemplos y sería aburrido volver a ellos.
- No resisten el archivo: hablan de democracia y fueron funcionarios y/o cómplices de la dictadura genocida. Hablan de "la gente", pero se desesperan por demostrar que defienden a los monopolios, los agroexportadores, la empresa privada, las corporaciones. Lo dicen desembozadamente y articulan un discurso de tinte patriótico y cuasi epopéyico: "Lo hijos de Ernestina son nuestros hijos"... y la más reciente: "Clarín y La Nación son la Patria". La pasión reaccionaria según Lilita Carrió, sin rubor.
- No saben gobernar, o lo hacen mal. Se van antes del plazo, abandonan gestiones, producen crisis y endeudamientos externos, generan desocupación y miseria.
- Hablan de instituciones, de consensos y convivencia democrática pero se desbocan e insultan, amenazan, mandan cartas a las embajadas y hacen lobby con la prensa canalla nacional y extranjera.
- Declaran, denuncian, exigen por izquierda, y accionan, omiten y votan por derecha. Un clasico opositor.
Estimado lector, si luego de este pequeño e incompleto resumen no logró distinguir a un opositor de un mono con navaja, observe, lea e interiorícese sobre la situación político, social y estudiantil de la CABA, bajo la gestión del inefable Mauricio Macri, inepto, corrupto y mentiroso.
Hace días, un tal Eduardo Feinmann viene ametrallando los oidos de las amas de casa, con un fuerte tufillo dictatorial, preguntando: ¿Sabe usted dónde está su hijo en este momento? debido a las movilizaciones y protestas estudiantiles en la CABA.
Aquí se hace presente otro síntoma opositor: critican las consencuencias, nunca las causas. Una perversa manera de ver y analizar el mundo. Les molestan los pibes de la calle, el paco, la delincuencia, pero NO buscan los motivos, los orígenes de la degradación social: la aplicación de políticas neoliberales que favorecieron la apropiación de la renta nacional en pocas manos y condenaron a esos chicos y sus familias a la exclusión y el abandono.
En la Comisión de Educación de la Legislatura metropolitana, exponiendo sobre la toma de establecimientos con deficiencias edilicias por parte de sus alumnos, Esteban Bullrich, ministro de Educación macrista, dijo que su gestión se está abocando a:
- "Terminar obras de ampliaciones, ascensores, gas y calefacción en los más de 1200 edificios escolares capitalinos".
- "La escuela pública la debemos recuperar entre todos"... "restablecimos el diálogo" para mediar en los conflictos que se suceden desde hace varios días en distintos establecimientos secundarios.
Un mentiroso irrecuperable el ministro, igual que su jefe.
Desde los sindicatos de docentes porteños lo calificaron de "fascista" por la pretensión de identificar por vía judicial a los alumnos que participan de las medidas de fuerza en reclamo por mejoras edilicias: "Los estudiantes no son chavistas, terroristas ni castristas. A las víctimas de 'La noche de los lápices' (adolescentes secuestrados y desaparecidos durante la dictadura) los acusaban de hacer política", advirtió Eduardo López, de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).
- "Pedir el listado de alumnos nos retrotrae a las peores imágenes de nuestra historia..."
- "Denuncian a los chicos a la policía y buscan a los supuestos ’infiltrados’, en vez de resolver los problemas edilicios en las escuelas...”
- "Hacen listas negras, descuentan los días de paro, judicializan a estudiantes y docentes, jubilan antes de fecha a supervisoras que apoyaron los reclamos... es claramente una política sancionatoria y antidemocrática..."
- “Es una cosa que tiene que ver con cuál es la prioridad que le da este gobierno a la educación. La educación es un derecho social, no un servicio como lo plantea el gobierno”.
¿Tenés alguna duda?
Daniel Mancuso
1 comentario:
Un gran post.
Muy gráficas las descripciones para identificar a un opositor. Pero igual resulta difícil distinguirlos de un mono con navaja.
No sabía de la preguntita de Eduardo Feinmann. Tris-tí-si-mo. Es una frase de la Dictadura militar. ¿Qué van a decir luego si le pasa algo a algún estudiante? ¿En algo habrá andado?
Tristísimo.
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