Queremos hablar, pensar, imaginar libremente, sin tutelas ni engaños. Como abejas al panal, llenamos el Congreso de miel y energía popular. Recuperamos las calles, la fuerza de manifestar y pelear por lo nuestro. La multitud se derramó en las avenidas, las banderas taparon el cielo, los bombos y redoblantes llamaban a la alegría, y al llegar a Tribunales despertaron a los jueces de su siesta monopólica. Ahí estuvieron Evita, los compañeros, los 30.000. Hubo discursos gloriosos y un cierre de pasión y fanatismo.
Daniel Mancuso
1 comentario:
¡impresionante! me emocioné hasta las lágrimas con el pueblo en la calle, nosotros peleando contra el monopolio
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