lunes, 4 de enero de 2010

SOMOS LA OPOSICIÓN



A veces, la maraña confundidora es tan inextricable que uno se siente un extraño en su propia tierra. Zombis abúlicos con caras familiares me rodean, me saludan. Siento un poco de asco ante la desidia instaurada. Los códigos y costumbres perversos que habitan los vínculos cotidianos entre nosotros, por conocidos no dejan de ser rechazados si la conciencia está alerta, o si tenemos un mínimo de honestidad intelectual.

Durante la dictadura, las caras tranquilas de la gente común en el colectivo, los rostros paparulos que miraban el mundial por la tele, las puertas ¿amigas? que se cerraban en la cara después de miradas avergonzadas y silencios cobardes, incrementaban el miedo y la impotencia de los que sabíamos del horror genocida. Soledad. Desamparo. Tristeza. A pesar de todo, la vida es lo mejor que conozco, decía Paco Urondo...

El doble discurso me viene siguiendo desde que era chiquito. Los procederes hipócritas se esconden en las complicidades cotidianas, siempre. Los tácitos acuerdos de la civilidad: poner el grito en el cielo frente a la traición, la mentira y la deshonestidad mientras nos miran; pero aprovechar las ventajas del anonimato para corromper, robar y trasgredir la convivencia solidaria. Todo un estilo ¿nacional? desparramado a lo largo y lo ancho del mapa.

¿Te acordás del "Somos derechos y humanos", "Argentina Potencia", "Algo Habrán Hecho"?

¿Te acordás del voto licuadora? "A mi me va bárbaro, me importan 3 carajos los demás. Vivan los productos importados, el 1 a 1, los viajes a Miami, el deme 2, las privatizaciones y la siembra de shoppings y supermercados...".

¿Te acordás de Dromi: "Todo lo que deba ser del Estado será privatizado..."?

¿Te acordás del corralito y los bancos tapiados con chapas y maderas cual fortalezas medievales? ¿Y el plan Austral, y la hiperinflación, el trueque y los patacones y todos esos papelitos?

¿Te acordás de Duhalde: "Quien puso dólares tendrá dólares..."? ¿O el "estamos condenados al exito"?

Ahora que hace rato transitamos la democracia cómoda e imperfecta, con miles de contradicciones pero nuestra, aunque manchada de mentiras y excepticismo, igual me siento algo contrariado. Quizás sea por la inclaudicable manera argentina de hacernos los boludos, cada uno a su medida, con respecto a nuestras carencias, errores y miserias de cada día.

Creo que hay varios círculos concéntricos que quieren asfixiarnos y hacernos perder el cielo y las estrellas. La garra del poder económico que mueve sus peones para que la política favorezca su hambre depredador, la acumulación inagotable. La sombra pendulante de una clase media boba, farsante. Los escribas serviles que nos dibujan historietas irreales, presentes trágicos. Los cipayos y los burócratas de palacio, los adláteres, los idiotas...

Sin embargo, amanece, la luz ilumina el paisaje patrio. Hay una bruma fresca que anticipa la presencia del mar del futuro, con su espuma de felicidades y sus olas de justicia social salada, como el sudor de los trabajadores a la salida del laburo, sonrientes porque se van a encontrar con su familia, con sus hijos, en el parque del barrio.

¿Somos minoría? ¿Algunos locos fanáticos de utopías recurrentes? ¿Qué nos lleva a enfrentarnos al orden establecido desde hace 200 años, 2 mil años? ¿Para qué joder con lo mismo si ya sabemos las consecuencias de nuestras andadas quijotescas?

Vamos a pies desnudos por la arena mojada, dejando huellas de esperanzas en marcha, nunca quietos, siempre rebeldes y críticos, pero fieles al destino común que nos desvela. Sacamos la basura que tiran en la playa los malditos carroñeros de la patria vieja, los polifónicos saqueadores de confianzas... y cantamos imposibles y reímos a pesar de los dolores circunstanciales y jugamos a la rayuela para alcanzar el cielo, todos juntos...


«...Algo siempre rueda en mi cabeza. Somos la oposicion. Este gobierno es la oposicion a tanta cosa establecida que no quiere ceder y aunque la palabra es enorme, somos la resistencia, compañeros, junto a muchos y por muchos más ».
Silvia Ca DIXIT









Daniel Mancuso


3 comentarios:

Unknown dijo...

Muy precisa su nota. Desde mi pequeñisimo lugar, yo les hago la misma cronología a los quejosos de siempre. En un taxi, en alguna reunión, etc. Trato de sembrar algo, aunque mas no sea la memoria de aquellos años pasados tan duros. Las embestidas son muy fuertes pero tenemos que resistir a los embajadores de la mala noticia y la desazòn. Saludos.

Anónimo dijo...

Si si, estoy de acuerdo que todos debemos de hacer algo cuando queremos que las cosas cambien, y para que cambien primero hay que recordar como fueron antes, y también creo que no hay lugares pequeños o grandes porque lo que realmente cuenta son las actitudes, esas que llevamos a la práctica sin tanta proclamación. Besotes.

cronista dijo...

Muy buena reflexión! Saludos.

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