Una imagen vale más que 1.000 palabras, dicen por ahí. Cuando el diputado Jorge Rivas afirmó que bancaba al gobierno Peronista por los enemigos que tenía (tiene) enfrente, nadie necesitó más explicaciones. Clarísimo. Cuando escuchamos al golpista Mariano Grondona hablar a favor de una versión nacional del Pacto de la Moncloa (España, 1977) estamos seguros que no quiere beneficiar al pueblo.
Ese pacto del que tanto hablan los políticos argentinos de derecha, se dió en circunstancias totalmente diferentes a las nuestras actuales. Fue un acuerdo entre políticos, empresarios y dirigentes de establishment español, el pueblo ibérico no estuvo muy contento con los resultados, o en todo caso, no tuvo otra opción. El objetivo fue procurar la estabilización del proceso de transición al sistema democrático (venían de 40 años de Dictadura Franquista), así como adoptar una política económica que contuviera la galopante inflación que alcanzaba el 47%.
Julio César Cleto Cobos y Eduardo Duhalde se reunieron en silencio. Imaginan el 2011 sin el Peronismo en el gobierno. Quieren un bipartidismo consensuado para que nada cambie y los poderosos duerman tranquilos.
El ex presidente de Carlos Menem, no reprime su odio hacia Nestor y Cristina. Estuvo en "A dos voces", el ciclo político opositor al gobierno de los amanuenses Bonelli y Silvestre, en TN, donde aseguró que la mandataria Cristina Fernández: "...hace lo que Néstor Kirchner le dice que hay que hacer al frente del país", y opinó que la gestión peronista es "mucho peor que un gobierno autoritario, porque no respeta nada" ... "La gestión presidencial atemoriza a quienes quieren invertir en el país" ... "Voy a trabajar para que nunca más Kirchner sea dirigente por lo menos en mi provincia" ... "cuando Kirchner se vaya no va a haber fotos de él ni en gremios ni en ningún lado. Solamente la madre debe tener una foto de él".
Duhalde vaticina que, probablemente, el próximo presidente no será peronista, mientras mantiene charlas políticas fluidas con Ricardo Alfonsín y otros radicales, y predica ante los pseudoperonistas (ellos se autoproclaman PJ disidente) que perder una elección no es la muerte de nadie.
El vicepresidente "no positivo" Cobos habla de un plan de estabilización, con políticas de largo plazo, y se reúne con dirigentes de su partido con la idea de reconstruir la UCR. También habla como si supiera: "...Imagino ese gran acuerdo con la mayor cantidad de sectores políticos, empresariales y sindicales que sea posible. El kirchnerismo debería participar, por supuesto, y todos los que tengan voluntad de hacerlo. Muchos criticaron que la Sociedad Rural ahora hable de pobreza porque antes no lo hacía. Pero por favor, dejemos de mirar hacia el pasado... ¿Por qué no tomar ese dato positivamente, y verlo como un nuevo consenso? A los argentinos nos cuesta mucho ponernos de acuerdo, así que, si coincidimos en los grandes títulos y la reducción de la pobreza es uno de ellos, bienvenido sea y empecemos por ahí".
Duhalde tiene la siguiente idea: un gran acuerdo estratégico nacional, a trabajar en estos dos años, de cara al 2011. Con pocos puntos consensuados, firmado por las 4 grandes fuerzas políticas, PJ, UCR, Partido Socialista y macrismo (Elisa Carrió, para Duhalde, estaría dentro de la UCR) y sus candidatos presidenciales y a legisladores. "Ese sería el núcleo duro, con un segundo anillo, en el que deberían estar los medios de comunicación garantizando el cumplimiento de estas políticas de Estado acordadas, a través de la difusión de su contenido y el control de su cumplimiento."
Se reunió en desayunos políticos con los líderes de la UIA, con los agrogarcas dela Mesa de enlace, y los empresarios acordaron con sus planes. Otro cómplice, el radical Rodolfo Terragno tiene escritos los puntos básicos de su plan estratégico nacional. Ellos quieren una versión criolla del Pacto de la Moncloa. Terragno (ex jefe de Gabinete de la Alianza) fue el primero en hacer público un plan estratégico de elaboración propia que contiene 8 puntos. En lugar de llamarlo "Pacto de la Moncloa", Terragno prefiere que a un consenso nacional se lo llame Acuerdo de San Nicolás II o algo semejante, en alusión a uno de los pactos "preexistentes" a la Constitución nacional.
una vieja idea...
La idea de reeditar una versión nacional del Pacto de la Moncloa, buscando consensos básicos entre las principales fuerzas políticas y sociales, no es nueva en la Argentina. Los medios de confusión de masas siempre la utilizan cuando es necesario hacerlo. Los acuerdos económico-políticos firmados en España, en octubre de 1977, quieren ser impuestos por el poder económico y el establishment vernáculo, en el imaginario colectivo, idealizados como ejemplo a seguir, cada vez que recrudece lo que ellos llaman la crisis institucional, pero en realidad es un avance popular sobre sus privilegios.
«... Cuando en 1969, el Cordobazo selló la suerte de Onganía, La Nación sostuvo una actitud reflexiva que expresaba de manera bastante clara la legitimidad de las protestas. Para entonces el Comandante en Jefe del Ejército, Alejandro A. Lanusse, había delineado en el mes de noviembre una propuesta política para lograr la apertura electoral que fue desestimada por el Gral. Francisco Imaz, Ministro del Interior.
» En junio de 1970 el general Levingston se convertía en el segundo de los presidentes autoritarios de la autodenominada Revolución Argentina, pero no iba a permanecer mucho tiempo en el poder. Luego del Viborazo, Lanusse lo reemplazaría por disposición de la Junta Militar e intentaría por todos los medios dar una solución a la crisis de dominación de la burguesía que se encontraba amenazada tanto por sus conflictos internos como por la progresiva radicalización de las masas y el crecimiento paralelo de la izquierda.
» La inestabilidad política que caracterizó el período 1955-1973 y que ilustró la ausencia de un consentimiento social, no se remitió exclusivamente al antagonismo peronismo-antiperonismo. Si bien es cierto que el problema seguía en pie, y que en la percepción de los sectores dominantes éste se había agravado sensiblemente a partir de la constatación de un proceso de peronización acelerado que evidenciaba signos de radicalización sin precedentes; hacia fines de los ’60, el desarrollo de un conglomerado de fuerzas sociales y políticas que reivindicaban la transformación social, había contribuido a impregnar una sensación de amenaza a la ya conflictiva atmósfera política.
» Fue este clima de efervescencia social, alimentado por una intensa lucha entre las fracciones de la burguesía, el que provocó que los sectores más lúcidos de las Fuerzas Armadas advirtieran que ya no se trataba de resolver sólo el problema del peronismo. Las tendencias que planteaban sus demandas hablando el lenguaje de la “liberación nacional”, el “socialismo” y la “revolución” crecían por fuera y por dentro de ese movimiento e involucraban no sólo a la clase obrera sino también a importantes franjas de sectores medios, ilustrando un nivel ascendente de la lucha de clases.
» Frente al desafío generalizado, antes de convertirse en Presidente, Lanusse convocó en un discurso a un Gran Acuerdo Nacional (GAN) con el fin de superar –dijo- prejuicios y antinomias pertenecientes al pasado.
» A los observadores de la escena política no se les escapaba que Lanusse se refería a la incorporación legal del peronismo a la lucha electoral.
» El propósito consistía en asumir la reaparición de lo político aceptando la legalidad del movimiento de masas. Promover una puja electoral donde se le ganara y aislar a la guerrilla favoreciendo el protagonismo de los sectores moderados que tendían a verse superados por los más exaltados
» Este objetivo se articularía mediante la constitución de una alianza que incluiría tanto a los políticos peronistas como a los radicales, a las Fuerzas Armadas y a las organizaciones empresarias y sindicales.
» En lo básico el GAN quería una alianza entre amigos y adversarios para enfrentar a los enemigos. Los enemigos de ayer –los peronistas– habían mudado ahora a la categoría de adversarios, en tanto que los nuevos y a los que debía enfrentarse se corporizaban en aquellos grupos y sectores que, cuestionando el orden instituido y la legitimidad de la dominación existente, estaban planteando la transformación radical de la sociedad. Que esto era así puede advertirse por ejemplo en las declaraciones de Ricardo Balbín a un periodista de la revista Panorama: “los radicales estamos en el gran acuerdo”, afirmó. Ante la pregunta “el acuerdo peronista-radical es la barrera contra el marxismo”; el jefe del partido centenario respondió: “en lo básico sí. Se trata de defender al gobierno que prometió con seriedad la institucionalización en contra de una aventura totalitaria”.
» Como Lanusse, el diario La Nación deseaba el éxito de la propuesta, pero no había abandonado la usina del antiperonismo; ambos coincidían en el diagnóstico: un clima de distensión de la antinomia peronismo-antiperonismo era la única manera de convertir al movimiento de masas en el muro de contención del conflicto social y llegado el caso, ante una eventual victoria electoral que lo reinstalara en el gobierno, constituirse en el resguardo del sistema capitalista.
» El peronismo era entonces un problema pero también una solución y así lo había evaluado Lanusse...».
el GAN, ahora sin milicos...
Como podemos ver, la idea de un Gran Acuerdo Nacional, siempre fue motorizada desde el poder y los defensores del statu quo, llámese militares dictadores, derecha oligárquica o pseudo democracia neoliberal expresada en políticos elegidos con el favor de la corporación mediática...
La Nación...
«...Claro que el Pacto de La Moncloa, si bien fue fundamental para la consolidación democrática de la península ibérica, estuvo lejos de ser una experiencia idílica o perfecta: las fuerzas de centroderecha encarnadas en el Partido Popular, entonces la coalición gobernante, y la centroizquierda del PSOE acordaron, entre otras cosas, legitimar una amnistía generalizada y convalidar la monarquía. No todos firmaron, y fue el propio Gobierno el que convocó al consenso, a la luz del día, no sólo de las principales fuerzas políticas sino de las cámaras empresariales y las centrales sindicales. Algo difícil de imaginar en la Argentina de hoy ».
Por ahora, las tratativas del nuevo GAN no incluyen al peronismo en el gobierno, aunque Julio Cobos diga para la gilada que: "si quisieran sumarse, los Kirchner también deberían tener lugar". El cabezón Duhalde es más categórico: "el matrimonio presidencial, afuera", pero aclara: "Si lleva mi sello no sirve; será contraproducente. No quiero ser yo el que aparezca armando un acuerdo. Se tiene que ir armando entre todos".
Eduardo Duhalde coquetea con el «... bloque hegemónico. Allí están los que dominan, los que concentran la riqueza, tienen la propiedad de los medios de producción y centralizan el poder de un país a partir de su poder económico que deviene en poder político y cultural. Son pocos pero actúan en un bloque que se sostiene con trincheras que situadas en la sociedad civil (lo que Marx denominaría opios): iglesia, programas del sistema educativo, medios de comunicación, etc... Operan y se legitiman a través de sectores políticos que, hambrientos de poder político, actúan abiertamente en sintonía con los intereses hegemónicos y también a través de la colonización cultural manifestada sobre todo en una clase media que lejos de tener un apetito igualador, compra lo que el sistema le publicita y vende centralizando su apetito en querer ser de clase alta conmoviéndose ante la foto de un pobre desnutrido pero asustándose ante varios pobres organizados...».
Estamos en graves problemas si la ciudadanía compra los espejitos de colores que fabrican los peores del barrio: los radicales y los justicialistas, ambos residuos de la vieja política coimera, corrupta, degradada y podrida, que vació de contenido la democracia y la vida de los argentinos.
Daniel Mancuso
3 comentarios:
Hola¡
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Sofía Castillo
Clarísimo todo lo expuesto.
Hay algo que quisiera preguntarte. Si los peronistas K, los progresistas, todas las fuerzas de izquierda y todos los que tienen un criterio no reaccionario, se unieran, no sería más fácil? Si dejaran cada uno de mirarse su propio ombligo y vieran la totalidad del problema. No sería mejor?
Si en vez de tomar en cuenta las cosas en las que disienten se fijaran en los puntos en los que coinciden, no se le cerraría la puerta a los insoportables y reaccionarios derechosos.
No sé, es algo que me carcome. La derecha se une en cualquier circunstancia con tal de alcanzar el poder.
La izquierda se fija en el pelo en el huevo.
Estoy vieja y me siento muy mal con todo esto.
Un cariño y que el 2010 revierta toda esta situación en pro ( con perdón de la palabra) de la liberación y la unidad nacional.
Mimita: eso sería fabuloso, la unión de todos los que queremos la justicia social; hay que trabajar para ello...
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