Falta mucho. Las marcas de la varicela neoliberal están desparradas por todo el cuerpo. Permanecen ocultas lejos de la visión, detras de las rodillas, en la espalda, en la nuca... Pica, todavía pica por algún lado, y alguien se rasca.
Y entre los piojos, la mugre y las marcas que pican, están los charcos celestes como pantalla de televisión que viajan por la memoria de la miseria inoculada hasta recuerdos que se parecen a la película de ahora.
Ahí en un charco, hay un Presidente que dice cosas bastante conocidas, qué casualidad...
Daniel Mancuso
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