“Hay más chances que me haga hincha de River que de sentarme a cogobernar la Argentina con Kirchner”, dijo Mauricio Macri. Tratando de ser el más anti K de la argentina, el nene de papá que gobierna la CABA demuestra así que no cree en el consenso y en la convivencia democrática que tanto pregonan los medios opositores.
El jefe de Gobierno porteño, durante una entrevista en el progama Palabras más, palabras menos, de Ernesto TNbaum y Marcelo Zlotogwiazda, declaró que si fuera Presidente, a la empresa Aerolíneas Argentinas: “La privatizaría, obviamente”. ¿Y que haría con las jubilaciones? “También las privatizaría, hay que volver al anterior sistema mejorado”, replicó el líder del PRO.
Macri fue aún más allá y dijo que también contemplaría una privatización de la empresa de agua estatal (AySA), y luego dijo que hay que definir el rol del Estado en la economía nacional.
¿Qué Estado quiere Macri? ¡El Estado de los 90! El Estado que está implementando en su gobierno de la Ciudad autónoma de Buenos Aires: Muy parecido al del Menemismo. Un Estado que se piensa como una empresa, donde usar el dinero en Salud, Educación, Subtes o Viviendas es un GASTO. Diferente es la postura del gobierno nacional que piensa el Estado como ejecutor de políticas públicas para el beneficio de la comunidad, donde el dinero se INVIERTE, porque el Estado no debe dar ganancias y sacar plusvalía sino ofrecerle los mejores servicios y garantizar la calidad de vida de los ciudadanos.
Otra vez, aparece la discusión de los dos modelos: el Estado "eficiente" que Macri propone es pequeño, acotado a la administración básica de Salud, Educación y Seguridad, y punto. Hay gasto y marketing en arreglar calles y veredas y se abandonan hospitales y escuelas: toda una definición de Estado neoliberal aggiornato al siglo xxi.
El Estado nacional y popular es una construcción donde entran todos los argentinos y sus necesidades de justicia social: con 4 ejes fundamentales: la unidad nacional, el crecimiento económico con una vigorosa reindustrialización; la inclusión social (con base en el empleo) y una importante mejora en la distribución del ingreso.
Macri es el mejor exponente de la antipolítica. En los tiempos que vivimos, con el predominio de los medios de comunicación y la banalización de la política como herramienta fundamental para solucionar los problemas de la población (y diseñar un futuro de felicidad para toda la sociedad) los personajes mediáticos como De Narváez, Macri, Michetti, son funcionales a las espectativas del ciudadano medio, convencido de que los políticos son todos corruptos y los empresarios exitosos pueden gestionar bien porque de eso entienden.
Ricardo Forster explica: "...La naturalización del mercado como referente primero y último de todas las relaciones sociales; naturalización de una estructura de valores que proyectó a escena al ciudadano-consumidor, ese mismo que concibió la vida social y democrática como si fuera un paseo de compras por un shopping center que, eso sí, tenía que venir con satisfacción garantizada; naturalización de una forma extrema de individualismo asentada sobre la fragmentación social y la profundización de la brecha entre ricos y pobres; naturalización, también, de la pobreza que se equiparaba a la lluvia, a un fenómeno de la naturaleza y que sólo podía ser tratado desde la perspectiva de la filantropía; naturalización del periodismo y de las corporaciones mediáticas como reaseguro de la misma democracia, silenciando los intereses defendidos por esas mismas corporaciones; naturalización de la reducción de la política y de los políticos a las demandas de las nuevas estéticas televisivas.
Todas estas naturalizaciones venían a esconder un sistema de dominación que a lo largo de varias décadas llevó, hasta alcanzar dimensiones escandalosas, a la concentración de la riqueza en cada vez menos manos y a vaciar la relación entre democracia, política y litigio por la igualdad".
Daniel Mancuso
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