lunes, 4 de abril de 2011

LA POLICÍA DEL MUNDO TEORIZA





El columnista de The New York Times y dos veces ganador del premio Pulitzer, Nicholas D. Kristof, escribe un preocupante artículo titulado: Is It Better to Save No One?, donde justifica la intervención militar a Libia y sienta precedente a una nueva teoría imperial:

«I think the intervention was not only essential but maybe a step toward the emergence of a bit more of an international conscience, the growth of the doctrine of the “responsibility to protect.” As for the argument that we’re inconsistent in our interventions: of course we’re inconsistent, but would you rather we consistently save no one?»

Este tipo sí, es mucho más pesado y peligroso que Joaquín Morales Solá, Mariano Grondona, Jorge Fontevecchia, Eduardo van der Kooy , Jorge Lanata, y Alfredo Leuco, todos juntos. Es uno de los ideólogos yanquis que marcan tendencia y los cipayos locales lo copian solícitamente...


    Critics from left and right are jumping all over President Obama for his Libyan intervention, arguing that we don’t have an exit plan, that he hasn’t articulated a grand strategy, that our objectives are fuzzy, that Islamists could gain strength. And those critics are all right.


Por derecha y por izquierda, al presidente Barack Obama le llueven las críticas por su intervención en Libia, con argumentos que afirman que no tenemos un plan de salida, que no hay una estrategia articulada a gran escala, que nuestros objetivos son confusos, que los islamistas podrían salir fortalecidos. Y todas esas críticas son certeras.

    But let’s back up a moment and recognize a larger point: Mr. Obama and other world leaders did something truly extraordinary, wonderful and rare: they ordered a humanitarian intervention that saved thousands of lives and that even Col. Muammar el-Qaddafi’s closest aides seem to think will lead to his ouster.


Pero tomemos distancia por un instante y observemos el panorama completo: Obama y otros líderes del mundo hicieron algo verdaderamente extraordinario, maravilloso e infrecuente: ordenaron una intervención humanitaria que salvó miles de vidas y que incluso los colaboradores más cercanos del coronel Muammar Khadafy creen que terminará con su derrocamiento.

    We were all moved by Eman al-Obeidy, the woman who burst into the reporters’ hotel in Tripoli with her story of gang-rape and torture, only to be dragged away by security goons. If we had not intervened in Libya, Qaddafi forces would have reached Benghazi and there might have been thousands of Eman al-Obeidys.


A todos nos conmovió Eman al-Obeidy, la mujer que irrumpió en el hotel de los periodistas en Trípoli para contar cómo fue violada y torturada por un grupo de hombres, hasta que los matones de seguridad del hotel se la llevaron a la fuerza. Si no hubiésemos intervenido en Libia, las fuerzas de Khadafy ya estarían en Benghazi y la historia de Eman al-Obeidy sería la de miles de mujeres.

    It has been exceptionally rare for major powers to intervene militarily for predominantly humanitarian reasons. One rare example was the United States-led Kosovo campaign in 1999, and another was Britain’s dispatch of troops to Sierra Leone in 2000 to end the brutal civil war there. Both were successes, but came only after years of killings that gradually built up the political will to do something.


Las intervenciones militares de las grandes potencias por razones predominantemente humanitarias han sido excepcionalmente infrecuentes. Uno de esos raros ejemplos fue la campaña de Estados Unidos en Kosovo, en 1999, y otro el envío de tropas británicas a Sierra Leona en 2000, para terminar con la guerra civil que asolaba al país. En ambos casos, las misiones fueron exitosas, pero llegaron recién después de años de matanzas que fueron generando la consciencia y la voluntad política de hacer algo.

    Critics argue that we are inconsistent, even hypocritical, in our military interventions. After all, we intervened promptly this time in a country with oil, while we have largely ignored Ivory Coast and Darfur — not to mention Yemen, Syria and Bahrain.


Los críticos argumentan que nuestras intervenciones militares son inconsistentes y hasta hipócritas. Después de todo, en este caso, hemos intervenido sin demoras en un país petrolero, mientras que prácticamente hemos ignorado lo sucedido en Costa de Marfil y Darfur, por no mencionar a Yemen, Siria y Bahrein.

    We may as well plead guilty. We are inconsistent. There’s no doubt that we cherry-pick our humanitarian interventions.


También de eso podemos declararnos culpables. Somos inconsistentes. No cabe duda de que elegimos con muy buen ojo nuestras intervenciones humanitarias.

    But just because we allowed Rwandans or Darfuris to be massacred, does it really follow that to be consistent we should allow Libyans to be massacred as well? Isn’t it better to inconsistently save some lives than to consistently save none?


¿Pero por haber permitido la masacre de los habitantes de Ruanda y Darfur debemos ser consistentes y permitir que los libios también sean asesinados en masa? ¿No es mejor salvar inconsistentemente algunas vidas que no salvar consistentemente ninguna?


      If the Libya operation is successful, moreover, it may help put teeth into the emerging doctrine of the “responsibility to protect”, a landmark notion in international law that countries must intervene to prevent mass atrocities. And that might help avert the next Rwanda or the next Darfur.


    Si la operación en Libia tiene éxito, además, también permitiría hincarle el diente a la emergente doctrina de la "responsabilidad de proteger": un hito en la ley internacional, que indica que los países deben intervenir para impedir atrocidades masivas. Y eso podría contribuir a evitar que se repita lo de Ruanda y Darfur.

      After the Vietnam War, many Americans were traumatized by the very idea of using military force. As a result we were too slow to react to genocides in Bosnia and Rwanda, and hundreds of thousands died as a result. Then we recovered our moxie — and unfortunately barged into Iraq. The difficulties of Iraq and Afghanistan have again made many Americans —particularly on the left— allergic to any use of military force, even to save lives in a limited operation with very few civilian casualties, like the one in Libya.


    Después de la Guerra de Vietnam, muchos norteamericanos quedaron traumados ante la sola idea del uso de la fuerza militar. Debido a eso, reaccionamos demasiado tarde ante los genocidios de Bosnia y Ruanda y, en consecuencia, murieron cientos de miles de personas. Luego recuperamos nuestro brío... sólo para entrar a las patadas en Irak. Las dificultades de Estados Unidos en Irak y Afganistán nuevamente han hecho que muchos norteamericanos -en especial de izquierda- sean alérgicos al uso de la fuerza militar bajo ningún motivo, ni siquiera para salvar vidas en el marco de una operación limitada con muy pocas bajas civiles, como en el caso de Libia.

      I don’t think the United States should arm Libyan rebels, partly because that would require training them to use the weaponry, and we shouldn’t have military boots on the ground, for fear of a nationalist backlash among Libyans. But we can step up the bombing of Libyan military units (arguably necessary to protect civilians), making clear to those units that unless they stand down, they will be destroyed.


    No creo que Estados Unidos deba armar a los rebeldes libios, en parte porque eso implicaría también entrenarlos para que puedan usarlas adecuadamente, y no sería bueno que haya botas norteamericanas en el terreno, ya que, como efecto rebote, podría desencadenar una ola de nacionalismo libio. Pero sí podemos acelerar el ritmo de los bombardeos contra las unidades militares de Libia (que se justifica por la necesidad de proteger a los civiles), para que esas unidades tengan en claro que a menos que detengan su avance, serán destruidas.

      Critics complain, correctly, that we don’t have a clear exit strategy. But plans made in conference rooms rarely survive the first shot anyway. The NATO bombing of Yugoslavia in 1999 lasted 11 weeks, entailed civilian casualties and faced constant sniping from critics — until it abruptly succeeded and largely put an end to the slaughter there.


    Los críticos se quejan, y con razón, de que no tenemos una estrategia clara de salida. Pero también es cierto que los planes diseñados en una sala de conferencias difícilmente sobreviven al primer disparo. El bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia en 1999 duró 11 semanas, produjo víctimas civiles y enfrentó en el constante embate de quienes se oponían, hasta que súbitamente la campaña tuvo éxito y en gran medida detuvo la matanza. Una recompensa.

      Gulf countries could leak word of a $15 million reward for the arrest of Colonel Qaddafi. That might empower his aides and bodyguards to get greedy. The mounting defections of aides like Foreign Minister Moussa Koussa suggest that even some members of the inner circle believe the tide has turned. They’re opportunists, and they apparently believe Mr. Qaddafi is going down.


    Los países del Golfo podrían dejar correr el rumor de que se ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por el arresto del coronel Khadafy. Eso podría despertar la codicia de sus colaboradores y guardaespaldas. La escalada de deserciones entre los allegados al régimen, como la del primer ministro Moussa Koussa, sugieren que incluso algunos miembros del círculo íntimo creen que los vientos han cambiado. Son oportunistas y parecen creer que Khadafy está de salida.

      The International Criminal Court is investigating Colonel Qaddafi, with an indictment possible as soon as next month. It would be a fine step toward ending global impunity for atrocities if a SWAT team of Libyans and coalition forces swooped down one day and seized Colonel Qaddafi to face trial in The Hague. It’s the kind of thing that no one can predict, but it’s an ending that would leave this Libyan incursion remembered not only for the lives it saved, but also as a milestone in the history of humanitarianism.


    La Corte Penal Internacional está investigando a Khadafy, y es posible que su procesamiento se confirme ya el mes próximo. Si un equipo tipo SWAT compuesto por libios y fuerzas aliadas lograra irrumpir y llevar a juicio a Khadafy en La Haya, sería un excelente paso para terminar con la impunidad mundial frente a los crímenes contra la humanidad. Es algo que nadie puede predecir, pero ese final haría que la incursión en Libia sea recordada no sólo por las vidas que salvó, sino por ser un hito en la historia del humanitarismo.



    2
    ¿Escuchaste? ¿entendiste? HIPOCRECÍA y CINISMO explícitos. Cuando ellos decidan que hay "civiles en peligro", en alguna parte del mundo, que necesitan ayuda y socorro, irán a "salvarlos" humanitariamente.

    Mañana pueden ir contra la tiranía de Evo Morales, el autoritarismo de Hugo Chávez, la corrupción de Rafael Correa, o la falta de "libertad de expresión" que imaginan Clarín y La Nación.

    ¡Cuidado!, Danger!, Pericolo!...

    Las CARTAS de CARRIÓ a las embajadas, las movidas y declaraciones de sus amigotes de la oposición Golpista, las campañas de manipulación mediática desde la corporación desinformadora... no son hechos inocentes, son actos de infames traidores a la Patria.




    3
    Es imprescindible reforzar los lazos suramericanos y consolidar una alianza indestructible de nuestros pueblos y gobiernos, a través de la Unasur. El peligro de futuras intervenciones no está lejos, si pensamos en la IV flota paseando por el Atlántico Sur, y las bases militares en Colombia, entre otras versiones de ocupación extranjera...

    Escuchalos a los Presidentes de Venezuela y Argentina, hace pocos días, acerca de la unidad latinoamericana y las bondades de la paz frente a la agresión de los países desarrollados de Europa y los Estados unidos...






    Daniel Mancuso

    1 comentario:

    Anónimo dijo...

    Estimado Mancuso:
    Si bien una gran cantidad de argentinos han modificado su forma de considerar a estos últimos 8 años de gobierno, aún quedan otros muchos que ya sea por cipayismo puro, por tilinguería, esnobismo, o mera estupidez, siguen abrevando en cloacas periodísticas, radiales y televisivas y creyendo que es más importante cómo nos ven ó qué piensan desde afuera, especialmente EE.UU. ó Europa, que la indiscutible realidad de nuestro destino Latinoamericano.
    Les incomodan las morocheces, la tez oscura, la raíz autóctona y adoran, en cambio, cuanta rubiez insulsa y extranjera "de allá" se nos acerque y nos roce.
    Va a costar bastante desintoxicar esas pobres mentes y hacerles ver y comprender la VERDAD.

    Un abrazo

    Tilo, 70 años.

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