lunes, 31 de marzo de 2008

OTRA VEZ




Empezó la pelea, otra vez. Siempre es así. Desde hace 200 años, hay dos argentinas que disputan antagónicamente.

Una es gorda, robusta, abundante. Se levantó con el pie derecho, se vistió de privilegios, tuvo esclavos negros para servir el chocolate caliente o para ir a la guerra del Paraguay. Siguió la moda europea, visitó paris y londres, transvasó el viejo mundo a buenos aires. Inventó la civilización. En cada etapa se alió a los poderosos: comerciantes españoles, contrabandistas ingleses, capitales yanquis (foráneos en definitiva), para hacer sus negocios y generar sus ganancias. Con la mirada perdida allende los mares desdeñó a su hermana la cenicienta.

La otra argentina, la flaca, es más debil, nació con bajo peso, tuvo problemas de crecimiento, siempre se enfermó, se agarró todas las pestes que andaban por el aire. Intentó desde el comienzo sobrevivir a las crisis, soportó las expoliaciones, recibió palos por las quejas y palos por las dudas. Sufrió estafas, cuando pudo votó fraude, padeció privaciones, recibió despojos, resistió usurpaciones, sobrellevó los robos más insolentes. La persiguieron, la encarcelaron, la bombardearon, la fusilaron. Visto y considerando su rebeldía, la desaparecieron.

Empezó la pelea, otra vez. El gobierno subió las retenciones y los chacareros cortaron las rutas. La gente que aplaude los cortes es la misma que se quejaba cuando trabajadores con hambre, desocupados y sectores suburbanos empobrecidos por la política neoliberal (de la dictadura militar, el menemismo y de la rua a cavallo por citar solo algunos artífices) se transformaron en piqueteros para poder existir.

Los cabecitas negras fueron, son, un forúnculo en la sociedad blanca, racista solapada, con aires extranjeros y desprecios nativos. Son los hijos de la tierra, los nietos de los indios, la barbarie. Son los pibes desnutridos, los que no tiene luz ni agua potable, ni cloacas ni internet. Son los pibes que no deben trabajar en el tabaco o el algodón, ni deben ser banderilleros de aviones fumigadores de los campos que no quieren las retenciones. Son los perdedores de siempre.

Los cortes de las rutas son buenos o malos, depende de quienes lo realicen. "Ahora" son productores rurales indignados que protestan en todo el país, se sienten despojados de lo que les pertenece. Los de "antes" conculcaban el derecho constitucional a circular libremente y perjudicaban a los ciudadanos. Los de antes recibían la crítica de la prensa y el desprecio de la gente de bien. Los de ahora son aplaudidos por las clases medias urbanas, que salen a cacerolear cuando les tocan el bolsillo y gritan "abajo el gobierno". Los de antes pedían comida. Los de ahora tiran naranjas de los camiones, hacen pudrir los pollos, impiden que la carne llegue a las ciudades. Murió un viejo enfermo en la ambulancia que no pasó.

Los de antes eran incivilizados. Los de ahora tienen un reclamo justo frente a la soberbia gubernamental. Sin embargo, los de antes son producto residual del enriquecimiento de algunos de ahora: cuando miles de argentinos eran despedidos, veían cómo sus fábricas cerraban y sus talleres se fundían; algunos campesinos viajaban por el mundo, compraban chucherias electrónicas en los malls, gracias a los beneficios falaces de la convertibilidad. Los de ahora no queman cubiertas (las que tienen en las camionetas son nuevas). Comentan los cortes por celular, se convocan por mensajes de texto.¡¡¡ Qué paquetería!!!

Los de ahora no son homogéneos: son una mezcla de familias que cultiban los campos, pequeños empresarios, medianos arrendatarios y grandes terratenientes. Lo que los acerca son las ganas de subir la escalera pero no son lo mismo, lo único que los iguala es que no tienen Hambre. Eso no les pertenece, es un atributo de los miserables, los negritos, los excluídos, los marginados, los villeros, los que "no quieren trabajar" porque reciben planes sociales. Las cacerolas relucientes de barrio norte o belgrano son diferentes a las de villa albertina o budge o fiorito. Las unas alimentan, decoran y se tornan instrumentos musicales fashion. Las otras, están apiladas en un rincón, herrumbrosas, vacías.

Como cuando estaban los dinosaurios: hay quienes tienen la cueva, la comida y el fuego. Afuera, miles de miradas ateridas se cagan de frío.




daniel
mancuso



1 comentario:

Anónimo dijo...

M encantó. Describe a la perfección la diferencia entre los piquetes blancos y los piquetos negros o entre esa argentina para algunos y esa patria para todos. Saludos. Lorena PG

buscador

Búsqueda personalizada

aguantan

Gaza nos duele

Gaza nos duele

blogs

hermanos

hermanos

blogs N - Z

blogs F - M

blogs CH - E

blogs A - C

incorregibles

incorregibles

en vivo

en vivo
clic en la imagen

medios y democracia

ilumina

ilumina
clic en la imagen

hijos de mierda mal nacidos

hijos de mierda mal nacidos