sábado, 27 de diciembre de 2014

UNA MUJER, UNA MUJER ATRÁS...








Hay que hacer balance, había escuchado siempre. No quiso terminar el año sin pensar en ella, de algún modo, extrañamente, era su norte, lo que no quería ser; esa idea lo ayudaba. Sintió que internet  traiciona, y seguramente por amigos comunes, o por los robots que todo lo rastrean, su imagen apareció de repente cuando el cursor viajaba en el feisbuk. Le pasó varias veces, sin querer. ¿Será posible? Vade retro satana, su mano esquivó instintivamente esa ventanita, el ratón huyó. Es más peligrosa que los enemigos declarados, ella está adentro. Una proteína de una enfermedad autoinmune. No, no llores -pensó-, no te creo, y además, la verdad no debe lastimarte, si no, estarías en problemas, como en la fábula de la escorpiona y la rana, seguís los dictados de tu naturaleza mezquina.  Sabía que ella lo recordaría. En algún resquicio de su vida solitaria, en alguna ginebra, mirando la tele sola aunque mirara la nada sin volumen, en los ojos de quien le cante la justa en medio del ruido, sabía que lo recordaría. Siempre fue sincero, el único que le habló de frente, sin especulaciones, y eso no abundó en la existencia de la mujer. Militaron muchos años juntos. Pasaron muchas madrugadas hablando de la vida, escuchando tangos, pergeñando revoluciones en ese bar de Corrientes. La embriaguez la ponía melancólica y fatal. De día, siempre lista, se imponía su costado masculino, marcial, autoritario, bañado de una dulce sonrisa que nadie se creía pero hacían como si... no puede ser que la odien tanto los que se van yendo... ¿por qué será? Rió. No sos tan mala cuando te quedás dormida, hasta pareciera que tenés sentimientos. Pero es sólo una ilusión, al despertar, ya comienza a trabajar la ambición. Es lo que te mantiene viva. Volvió a reír. ¿Llegaste a todo lo que querías, diputada? NO, vas por más, siempre más, caiga quien caiga, y le duela a quien le pises la cabeza o el honor. Pareciera que vamos por la misma senda, pero no, vos estás en los bordes del camino, espiando tu oportunidad para sacar provecho de algún error, algún traspié, y ahí te sumás a la marcha, a la multitud para pasar inadvertida, hasta el momento de asomar la cabeza y sobresalir. Muy oportuna. Como cuando fuiste al velorio del viejo al que tanto odiaste y ninguneabas en vida; viejo de mierda, decías. Gracias a la sabiduría universal no has procreado y no prolongarás tu infamia hacia adelante, ya es tarde. Con vos, cuando te toque, claro, se terminará un penoso capítulo de la mediocridad en este breve pedazo de la historia humana. Mientras, seguirás haciendo daño, haciendo roscas, serruchando, convertida en una burócrata más de la política... qué pena, cuando te conocí, hace varios lustros, tenías un futuro prometedor, pero lo echaste a perder... Ya no rió.

Corolario sin rencores. Estamos en veredas opuestas, quería que lo supieras. Apretó enter y apagó la computadora.




Daniel
Mancuso



2 comentarios:

nelson armando (gallo rojo) dijo...

La Pato??

daniel mancuso dijo...

hay varias mujeres así, y hombres también... lamentablemente

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