domingo, 19 de octubre de 2014

BARRO TAL VEZ





El problema no es que los chicos y chicas se diviertan, que se bañen en el barro y se caguen de risa. El problema es que lo hacen en un espacio público, de todos y todas, y que lo destrozaron luego de su "diversión privada". Esos 120 alumnos y algunos preceptores del Liceo Franco Argentino Jean Mermoz, una de las escuelas privadas más caras de la ciudad de Buenos Aires, repitieron los festejos realizados el año anterior, en el mismo lugar, por los que ya habían sido multados. Pero, qué importa pagar una multa; si tenés plata haces lo que querés. Impunidad se llama eso.

El problema es que de un colegio caro, salen adolescentes caros: más de uno o una serán adultos indolentes, irrespetuosos, imprudentes, que algún día ocuparán cargos públicos, serán funcionarios, o empresarios, o técnicos, o profesionales insensibles, insolidarios, individualistas.

"El gobierno de la ciudad nos permite hacerlo: pagamos la multa y ya está, lo hacemos", dijo uno todo embarrado.

Serán parte de "la inseguridad", la grande, de la que nadie habla: el auto super que te aplasta en un "accidente" a 200 km por hora, fue sin querer, el glifosato de mis campos de soja sobre la población indefensa, fue sin querer, el desmonte, la tala de árboles y la matanza de fauna, fue sin querer, la cementización de las ciudades, la apropiación de espacio público y la especulación inmobiliaria, fue sin querer, la corrupción de funcionarios, los arreglos negociados con la obra pública, fue sin querer, lo dejaron libre a Cavallo, a Maria Julia Alsogaray, a de la Rua, a Federico Sturzenegger... Todo es plata, todo es violencia, todo es impunidad, todo es injusticia.
 
Esa violencia grande, esa que se invisibiliza cuando lo único que se ve en los grandes medios es la violencia que ejercen los pobres por una mochila.

Ellos pueden jugar un rato a enchastrarse, un ratito, se agarran de los pelos, pero para no ensuciar, van a cagar a casa de otra gente... mientras otros, muchos, viven siempre así,  revolcados en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados... 









Daniel
Mancuso





4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando ví esa nota coincidí con Nelson Castro (sí casi me muero), el decía que si fueran de una escuela de un barrio marginal sería distinta "la reacción de la gente", la producción sería distinta sin dudas, mostrarían la fachada del colegio, a los pibes no embarrados y si pueden a la directora. Pero el tema es la impunidad que les dá el PRO porque pagan la multa. Cuando otros quieran hacerlo diciendo que son discriminados por no pagar no sé.
También decían que la policía no hacía nada y que iba a hacer si ya se sabe que pagan la multa. Lola

Anónimo dijo...

Excelente! Parece un tema menor frente a otros tantos (como el desalojo a los wichi en Formosa, por ejemplo), pero a mí me produce mucha tristeza. Estoy de acuerdo con todo lo que decís! Luz

Gabriel dijo...

Hola, encontré esto:
http://yoliceana.blogspot.com.ar/2014/10/carta-abierta-los-medios-y-ciudadanos.html?showComment=1413821728450#c4935847746470746956

Y esto:

[...]
"Los niños "bien", por su parte, hacían ostentación de la inmunidad de que gozaban por la posición de sus padres, dándole una paliza a algún pobre sereno o provocando escándalos nocturnos en los teatros de variedades, en los cafés concerts, en lo de Hansen."
[...]

Juan José Sebreli "Los Oligarcas" Centro Editor de América Latina. 1971

profquesada dijo...

Pasé por el link que dejó Gabriel Bas y leí la "justificación" y "reclamo a los medios y a la opinión pública", escrita por la ex alumna Sofi Dalesio.

Dejé este comentario:

Tan buena argumentación de Sofi Dalesio revela sin duda una buena educación. Pero es falaz e incompleta. No hay coherencia entre reconocer que algo que se ha hecho en público es incorrecto y luego condenar su difusión. Es más, se reconoce que tal proceder -incorrecto- es una "tradición" no estimulada por la institución de manera formal, pero en la cual ésta se involucra de manera ambigua al pretender controlarla.
La supuesta "catarsis" no es una razón suficiente para justificarla, en realidad es todo lo contrario, porque ese exabrupto de la conducta ejercido en un lugar público necesariamente afecta -seguramente mal- a otros que no tienen nada que ver y que no tienen, ni tienen porqué tener, elementos para comprender lo que están viendo.
La fiesta del barro deberían realizarla en un espacio privado. Es solo un problema de organización. Nunca lo han hecho. Me gustaría saber por qué.
saludos

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