viernes, 12 de octubre de 2012

ESE 12 DE OCTUBRE









Y vinieron ese día, desde muy lejos, cruzando el mar, con sus naves enormes que flotaban en el agua, y asomaban en el horizonte como dioses poderosos. Ellos traían el fuego y la muerte, la cruz y la espada. Vinieron a educarnos, a enseñarnos cómo pensar, cómo hablar, cómo sentir.

Nos mancharon con su sífilis y su viruela. Violaron a nuestras mujeres, una y otra vez.

Trajeron sus creencias y nos obligaron a tragarlas violentamente, con la biblia en una mano y el látigo en la otra.

¿Qué hubiera pasado si nosotros les llevábamos la pachamama a Europa?

¿Hubiera habido 2 guerras mundiales con millones y millones de masacrados? No sólo nos exterminaron aquí, matando pueblos enteros, regando los campos y los ríos con toneladas de sangre americana; también se mataron entre ellos, destruyeron ciudades, asesinaron a miles en un segundo.

NO tienen perdón... ni siquiera de su dios, que no sabemos si existe...




1

«... En las tierras hay muchas minas de metales, y hay gente en estimable número. La Española es maravilla; las sierras y las montañas y las vegas y las campiñas, y las tierras tan hermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares. Los puertos de la mar aquí no habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes, y buenas aguas, los más de los cuales traen oro. En los árboles y frutos e hierbas hay grandes diferencias de aquellas de la Juana. En ésta hay muchas especierías, y grandes minas de oro y do otros metales.


» La gente de esta isla y de todas las otras que he hallado y he habido noticia, andan todos desnudos, hombres y mujeres, así como sus madres los paren, aunque algunas mujeres se cobijan un solo lugar con una hoja de hierba o una cofia de algodón que para ellos hacen. Ellos no tienen hierro, ni acero, ni armas, ni son para ello, no porque no sea gente bien dispuesta y de hermosa estatura, salvo que son muy temeroso a maravilla. No tienen otras armas salvo las armas de las cañas, cuando están con la simiente, a la cual ponen al cabo un palillo agudo; y no osan usar de aquellas; que muchas veces me ha acaecido enviar a tierra dos o tres hombres a alguna villa, para haber habla, y salir a ellos de ellos sin número; y después que los veían llegar huían, a no aguardar padre a hijo; y esto no porque a ninguno se haya hecho mal, antes, a todo cabo adonde yo haya estado y podido haber fabla, les he dado de todo lo que tenía, así paño como otras cosas muchas, sin recibir por ello cosa alguna; mas son así temerosos sin remedio. Verdad es que, después que se aseguran y pierden este miedo, ellos son tanto sin engaño y tan liberales de lo que tienen, que no lo creería sino el que lo viese.



» Ellos de cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen de no; antes, convidan la persona con ello, y muestran tanto amor que darían los corazones, y, quieren sea cosa de valor, quien sea de poco precio, luego por cualquiera cosica, de cualquiera manera que sea que se le dé, por ello se van contentos.




» Yo defendí que no se les diesen cosas tan civiles como pedazos de escudillas rotas, y pedazos de vidrio roto, y cabos de agujetas aunque, cuando ellos esto podían llegar, les parecía haber la mejor joya del mundo; que se acertó haber un marinero, por una agujeta, de oro peso de dos castellanos y medio; y otros, de otras cosas que muy menos valían, mucho más; ya por blancas nuevas daban por ellas todo cuanto tenían, aunque fuesen dos ni tres castellanos de oro, o una arroba o dos de algodón filado. Hasta los pedazos de los arcos rotos, de las pipas tomaban, y daban lo que tenían como bestias; así que me pareció mal, y yo lo defendí, y daba yo graciosas mil cosas buenas, que yo llevaba, porque tomen amor, y allende de esto se hagan cristianos, y se inclinen al amor y servicio de Sus Altezas y de toda la nación castellana, y procuren de ayuntar y nos dar de las cosas que tienen en abundancia, que nos son necesarias.

Y no conocían ninguna seta ni idolatría salvo que todos creen que las fuerzas y el bien es en el cielo, y creían muy firme que yo con estos navíos y gente venía del cielo, y en tal catamiento me recibían en todo cabo, después de haber perdido el miedo. Y esto no procede porque sean ignorantes, y salvo de muy sutil ingenio y hombres que navegan todas aquellas mares, que es maravilla la buena cuenta que ellos dan que de todo; salvo porque nunca vieron gente vestida ni semejantes navíos... »



CRISTOBAL COLÓN
Febrero y Marzo de 1493



2

“Hicieron ley los españoles, que todos cuantos indios de todo genero y edad tomasen a vida, echasen dentro en los hoyos y así las mujeres preñadas y niños y viejos a cuantos pudieron tomar, echaban en los hoyos hasta que los henchían traspasados por las estacas”

“Y así había en su real, solemnísima carnicería de carne humana, donde en su presencia se mataban los niños y se asaban y mataban el hombre, por solas las manos y los pies, que tenían por los mejores bocados”

“Ponenlo en un cepo por los pies y el cuerpo extendido y atados por la manos a un madero, puesto un brasero junto a los pies y un muchacho con un hisopillo mojado en aceite, de cuando en cuando se los rociaba para tostarle bien, de una parte estaba un hombre cruel, que con una ballesta armada, apuntándole al corazón, de otra y de otra con un muy terrible perro bravo echándoselo que en un credo lo despedazara, y así lo torturaron para que descubriese los tesoros que pretendían”

“Una india enferma, viendo que no podía huir de los perros que no la hiciesen pedazos, como hacían con otros, tomo una soga y atose al pie un niño que tenia de un año y ahorcase de una viga, y no lo hizo rápido, en tanto que llegaron los perros y despedazaron el niño”

“No obstante, todo esto, lo condenaron a quemarlo vivo, aunque después rogaron algunos al capitán que lo ahorcasen, y ahorcado, lo quemaron” 

“Y porque la casa tenia vigas en lo alto, subieronse en ellas mucha gente huyendo de las sangrientas manos de aquellos hombres, mando el infernal hombre pegar fuego a la casa, donde todos los que quedaron, fueron quemados vivos”

“Hacían unas horcas largas que juntasen casi los pies en la tierra, y de trece en trece a honor y reverencia de nuestro redentor, poniendo leña y fuego, los quemaron vivos”

“Comúnmente, mataban a los señores y nobles de tal manera, que hacían parrillas de varas sobre horquetas y atabanlos en ellas, y ponianles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos en aquellos tormentos desesperados, se les salían las almas”



Brevísima relación de la destrucción de las Indias
Bartolomé de las Casas






Nos traicionaron, nos engañaron, nos robaron. No sintieron culpa, pues no éramos personas sino animalitos que debían disciplinar. Fueron nuestros amos, nuestros patrones, nuestros verdugos. Venían por el oro y las riquezas de nuestro continente, y nada ni nadie podía detenerlos.

Pasaron varios siglos hasta que pudimos defendernos, y logramos echarlos de aquí, pero vuelven, vuelven, aliados a gente de estas tierras con el corazón colonizado, y no han cambiado nada, siguen altivos, planeando saqueos, soberbios como aquellos ancestros... 










Daniel
Mancuso


1 comentario:

H.M. dijo...

Excelente entrada!!!!
Y los descendientes de quienes violaron a las mujeres, esclavizaron a los hombres, destruyeron su cultura, se apoderaron de su tierra y de las riquezas, los llaman "extranjeros".
Antes, fueron vagos y mal entretenidos, del interior, cabecitas negras...
Por eso pido, exijo, para ellos, la justicia de los hombres y festejo los gobiernos que reparan tanta injusticia.

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