miércoles, 23 de noviembre de 2011

AMARCORD (DE ACÁ)






Con la apariencia inicial de la típica película costumbrista argentina, la historia adquiere pronto una dimensión de ironía, de farsa y hasta de esperpento (del más puro y genuino Ramón del Valle Inclán). Nuestra realidad supera la maravillosa ficción felliniana y se instala en el macrismus operandi, un género innovador que ha llegado a mezclar el ridículo con la más grande de las tragedias.

“No queremos que en los subtes pase lo mismo que en Aerolíneas”, escupió la vicejefa de Gobierno electa, Maria Eugenia Vidal, en conferencia de Prensa.

Está bueno que tus padres te banquen aunque te independices y te vayas de casa, ¿no? “No me importa, páguenme el alquiler del departamento, y las expensas”. Pero si vos trabajás y ganás más que tus otros 23 hermanos. Sí, pero no estamos preparados con Mauricio para hacernos cargo. ¡Banquenme hasta el 2017!



Mamá, en su enorme sabiduría le contestó amorosamente: «Estamos queriendo hacer cumplir una ley que es la ley de transferencia, además de la autonomía de la Ciudad, por la cual reclaman y con mucha razón reclaman por la autonomía de la Ciudad quienes la representan y que han sido también votados por el 60 o sesenta y pico por ciento de los votos en la doble vuelta y respetamos también esa autoridad, pero lo cierto es que hay leyes y acuerdos y hay una lógica, que es la transferencia de los subtes que queremos que se haga a la Ciudad de Buenos Aires, en la cual les hemos ofrecido seguir con el subsidio la mitad todo el año, darle los más de 1.800 millones de pesos en obras gratis, sin cobrarlos, terminar la línea E, que es también la obra más importante que se está haciendo en subtes. Y bueno, si no lo pueden hacer el primero de diciembre, como queríamos, lo podrán hacer el 15, o a fin de mes pero no en el 2017. No le estamos pidiendo que vayan a negociar con el Club de París, no le estamos pidiendo que vayan a hablar con Christine Lagarde, al Fondo Monetario Internacional, le estamos pidiendo que se hagan cargo de los subtes, que además funcionan únicamente en la Ciudad de Buenos Aires, que me ayuden también a poder conducir la Argentina».


“Tenemos la vocación y la decisión de hacernos cargo del subte. Esto fortalecería la autonomía de la Ciudad, pero no queremos que se haga de cualquier manera. El principal problema es la falta de inversión. Hay coches que tienen 90 años. El eje no son los subsidios, el eje son las inversiones”, macaneó la nena (porque el nene, su compañero Mauricio, no estaba otra vez). Ella no estaba sola, la acompañaban sus compinches mantenidos: el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta; el ministro de Hacienda, Néstor Grindetti; el de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín; y el titular de Subterráneos de Buenos Aires, Juan Pablo Piccardo.


El tío Juan Pablo Schiavi salió con los tapones de punta: “más allá de lo que nosotros le planteemos lo que ellos no quieren es hacerse cargo, da la impresión de que ellos no quieren hacerse cargo de algo que deberían tener el orgullo de tomar. Se le está dando 2.000 millones de pesos, que es un aporte de todos los hermanos, ellos están rehuyendo la responsabilidad”.


Este quilombo recién empieza...





Daniel Mancuso

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