lunes, 19 de septiembre de 2011

A CADA CANTOR SU PAISAJE





El viernes festejé mi cumpleaños entre amigos, algunos viejos queridos y otros nuevos queribles desconocidos, zambullido en poesías telúricas de las buenas y melodías exquisitas, como las empanadas y el vino de Bukowski Baires Bar, con el único humo no tóxico que acaricia el alma, el de los recuerdos.


Al flaco Hugo Fernández Panconi lo disfruto desde que lo decubrí en sus caravanas con Sergio Lobo, en la Ronda de la Canción Social, allá por 2009. Viene de los pagos de Mendoza, pero no tiene nada que ver con Julio César Cleto Cobos, sólo comparten la simpatía
provinciana.


El más gurrumín se llama Fernando Basanta Finn, es cantautor, luthier y croto de Pergamino, que cabalga en dos patas y pedalea la pampa húmeda entre fogones y glifosato.


De Montevideo o por ahi, se vino Daniel Mendoza que evoca las milongas de los maestros charruas: Zitarroza, Rodriguez Castillo, Viglieti, y otros por el estilo.


De la ciudad de Buenos Aires y sus casi 100 barrios, se presentó Pedro Conde que entre el camino de la guita y el de la gloria un día agarró pal lado de Pilar.


Los cuatro rompieron la monótona enajenación en la que vivimos a diario, esa que va de la estupidez mediatizada a la tilinguería de a pie que pulula en los barrios. Pusieron una cuota de arte en la contaminada cotidianidad ciudadana, y todos nos sorprendimos cantando, marcando el ritmo en las mesas, con las palmas, riendo al son de una chacarera o un candombe.


Robándole la idea al talentoso Panconi, lo cierto es que hay vida después de los cantautores cubanos y españoles que suenan desde hace años en los oídos progres siniestros libertarios populares o revolucionarios. Estos 4 artistas son mucho más que guitarras calientes vibrando sueños, tramando historias de amor, dolores viejos, infancias lejanas, viajes y olores venerables. Son oficiantes de la ceremonia más antigua, pero la más golpeada por la modernidad capitalista: el encuentro de las emociones, la musica y la palabra en sublime comunión entre todos los participantes de un encuentro pequeño, enorme, donde se detuvo el tiempo y el espacio, y todos fuimos inmortales por un rato.


Es necesario que esto se repita como los recitales de Roger Waters.


Más todavía.


Daniel Mancuso

No hay comentarios:

buscador

Búsqueda personalizada

aguantan

Gaza nos duele

Gaza nos duele

blogs

hermanos

hermanos

blogs N - Z

blogs F - M

blogs CH - E

blogs A - C

incorregibles

incorregibles

en vivo

en vivo
clic en la imagen

medios y democracia

ilumina

ilumina
clic en la imagen

hijos de mierda mal nacidos

hijos de mierda mal nacidos