viernes, 29 de julio de 2011

TECNÓPOLIS, 80 VECES MÁS



Fuimos, otra vez, y volví a emocionarme. Cuando estábamos llegando, a doscientos metros de la entrada, se escuchaban los bombos de la murga. Apuramos el paso. La gente se arremolinaba alrededor de una estructura metálica ─como un gran carro con luces y bocinas─, y un bombo enorme tocado alternativamente por dos chicas bailando en las alturas. Abajo los colores carnavaleros se movían al compás, entre la multitud. Nos estaban recibiendo a la fiesta colectiva, cerca de la Constitución que da la bienvenida. Papá me subió sobre sus hombros y entramos.

Lo más lindo es que estaba lleno de gente, chicos y grandes, todos juntos. A veces, papá me bajaba porque le peso un poquito. Pero no me importaba porque iba de la mano con él, o con mamá, o con los dos, en el medio. Cada cual haciendo lo que quiere, yendo para aquí o para allá, tranquilos, sonriendo, sacando fotos, tomando mate, comiendo galletitas. Yo también saqué fotos, pero algunas me salieron movidas. Muchos cochecitos de bebes, nenes de la mano, o a upa como yo. ¿Quién dijo que es feo estar amuchados?, a mí me gusta la gente, me gusta ir a las marchas con cantos y banderas, me gusta caminar por la calle sin coches, toda para las personas, sin pensar en que me pisen, ni mirar para atrás.

Papá quería ir al Orgullo Nacional, que es un galpón enorme con techos altos. Fuimos directo para allá. Pasamos de largo los aviones, los helicópteros, los tanques, el Gaucho 4x4... Pero primero nos metimos en otro galpón con "Mi barrio": estaba la plaza de juegos, la escuela, y una casa toda para chicos, con cocina y baño y figuras de animales, instrumentos musicales, todo de mi tamaño. En las teles estaban mis amigos de PAKA PAKA. Yo me metí a cocinar y tocar todo lo que había, pero los grandes se quedaban afuera, espiándonos. Cuando me cansé fuimos adonde quería ir papá, que estaba insistente. Allí, había unos chicos que se llaman Fuerza Bruta que se cuelgan de un auto celeste muy famoso, según me contaron, y había unas heladeras con chicas adentro colgadas también. Me encantó, me quedé con la boca abierta cuando los ví arriba de mi cabeza volando por los aires ─y un poco de miedo me agarró─, parecían los pajaros que vienen a mi terraza.

Después, cruzamos a una plazita con unos magos y una pantalla gigante. Yo no sé como hacían para sacar tantas cosas de la mano, y prendían fuego unos papeles y tenían unas cartas grandotas y pañuelos de colores que se esfumaban de golpe. Al rato, unos actores con guitarras me invitaron a bailar y cantar con un muñeco que es un átomo gordo de la energía nuclear y me subí al escenario con él. Y de repente, aparecieron instrumentos raros, caños y tubos y botellas. Unos músicos empezaron a tocar una cumbia y otras canciones muy divertidas. Nos sentamos en el suelo, en redondo, y papá me hacía techito con la mano porque el sol me encandilaba.

Tuvimos que volvernos temprano, yo me quería quedar pero me dijeron que no podíamos. Igual lo pasé bien. Papi, me encanta me encanta me encanta quiero quiero quiero y no me podés decir que no porque es gratis y no hay problemas de plata y quiero venir con mis amigas y todos los chicos del jardín dale porfi porfi dale...

Papá me subió a caballito para salir. Había mucha gente y empezamos a esquivar a todos, que venían de contramano. De vuelta estaba la murga recibiendo a los que llegaban tarde. Me quedé con ganas de ir a ver otras cosas pero vamos a volver, ya vine 2 veces y quiero venir 80 veces más...






Daniel Mancuso

2 comentarios:

Juan Ignacio Visentin dijo...

Hola Mancu, leo la crónica y me emociono tanto como uds, la verdad que sentí exactamente lo mismo al entrar a "orgullo nacional", se me infló el pecho de una manera increíble.

Entramos y a los pocos minutos empezó lo de Fuerza Bruta (que no sabía que íba a empezar) y como pocas veces se me hizo un nudo en la garganta de la emoción, no encuentro las palabras exactas para describir esa sensación, atiné a decirle a mi señora que lo filme, así que tenemos un video parecido, incluso, irresistible el Justicialista para no sacarle una foto con los dedos en V por delante (que también hicimos).

Tengo ganas de volver ya que no llegamos a ver todo (algo imposible!), pero nuevamente, qué placer y orgullo ver a miles y miles de personas vincularse a algo tan propio como nuestra ciencia y teconología!

Un abrazo compañero!

Chela dijo...

Yo también estuve allí! Como tantos y tantos! Y no te guíes porque posteé mi dificultad anbolutamente autobiográfica: había tanto para ver desde afuera, para "sentir" con el alma que el cuerpo no hacía falta.

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