lunes, 15 de noviembre de 2010

GORILAS EN LA NIEBLA




Aunque exhiban una sonrisa compasiva y modosos modales, sus diálogos se construyen con la sintaxis del desprecio y el resentimiento.

Tiene pelos en las cuerdas vocales. Repudian todo lo que sea popular o tenga olor a peronismo. Cada uno de los segmentos limitados por pausas o espacios en la cadena hablada o escrita flota en un magma podrido y tóxico que emana de sus corazones: el odio.

Añoran la posibilidad de interrumpir el juego, tirando del mantel y hechar todo por tierra. Antes, no dejaban nada en pie. Daban un manotazo en la mesa y amenazaban represiones y estatutos libertadores. Imponían la historia, el presente y el futuro premoldeados de antemano, desde afuera. No tenían plazos sino objetivos.



Ahora, rompen las reglas, embarran la cancha, sacan los alfileres para pinchar insultos a mansalva. Mienten descaradamente. Marcan las cartas, para timar, arrojan las cartas si se ven perdidos. Se levanta ofuscados y gritan: ¡no juego más! ¡Hacen trampas!

Tiran la mierda y esconden la mano. Abonan soretes en el camino de todos para inventar una ciénaga de ignominia colectiva. Cuando baje la marea, saldrán con sus galochas a criticar la inmundicia y el desorden, tapándose la nariz. ¡Qué barbaridad!

Sobreactúan. Lo hicieron siempre, con exagerada rigidez. Son patéticos y peligrosos, muertos vivos con ganas de contagiar inquinas. Perdido por perdido, se suicidan a cada rato con la avidez de un sicópata. No sienten culpa, ni expresan arrepentimiento. Son canallas. Van por el mundo con sus pústulas en carne viva, a ver a quién manchan, a quién joden, para gozar la siniestra aventura de que todos sientan el vértigo de caminar por la cornisa. Total, en la tragedia, los carroñeros siempre rapiñan algo.

Marcos Aguinis y Mariano Grondona. Cual si fueran dos papagayos viejos, se juntaron a hablar del autoritarismo. Como si estuvieran tomando el té en el Jockey Club, en tiempos dictatoriales, enarbolan palabras gastadas por el uso irresponsable y cínico del lenguaje: democracia, república, instituciones, consenso, bla, bla, bla...

¡Así no se puede seguir, doctor!... ¡Esto es un escándalo!... ¡Vea mi amigo, vamos a tener que tomar cartas en el asunto!... ¡Como usted diga, doctor!

No hay nada más violento que dos golpeadores hablando de los derechos de las mujeres. No hay nada más repugnante que escuchar a los exégetas de la dependencia y el colonialismo mental dando un sermón de convivencia democrática y libertades civiles.

Son canallas.







Daniel Mancuso

3 comentarios:

Sujeto de la Historia dijo...

Si imagináramos un torneo de tenis de hijos de puta, éstos dos -muy bien dicho- papagayos viejos, serían indudablemente una formidable pareja de dobles.
Un Abrazo

Norberto dijo...

Todavia no salgo de mi asombro de lo que dijo el Dr. hablando del germen de la violencia en la juventud.
Nada menos que el, que fué Comando Civil en el 55 y anduvo por los techos con el Mauser cargado (y no sé si descargado desde los mismos techos).
Se ve que el aleman no le permite recordarcosas un poco lejanas como su juventud (aunque no lo crean alguna vez fué joven, y por lo tanto como correspode pichón de gorila).
Abrazos

Che Genetic dijo...

¡Qué país tuvimos desde 1955 para que tipos como Grondona sigan impunes! Porque está en la tele desde que me acuerdo. Un paramilitar del '55 logró recorrer el periplo y todavía sigue jodiendo.

Porque hay que despabilarse de una buena vez. Mariano Grondona no es un enano que está adentro de la tele, es un tipo que más allá de su hora de programa y sus diarreas de texto en La Nazión, se reune con los más grandes garcas del país, algunos que no le conocemos ni el apellido ni la cara, nostálgicos descendientes de garcas patricios. Se juntan a tratar entre ellos que hacer con los gobiernos de turno.

Si les molestan. Sino no.

Jamás Grondona se sintió más a gusto que bajo el gobierno de Menem. Lo mismo les pasó con quienes se reune. Reuniones de tono grave, hombres serios, de humor sutil como parásito de cochinilla, con más de alguna bombacha debajo del pantalón del traje.

El video que subiste, como dirían en "Pánico y locura en La Vegas", sería un programa de sicología social standard si los nazis hubieran ganado la guerra. Claro que la ganó EEUU, por eso tenemos a Grondona.

Saludos

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