viernes, 5 de noviembre de 2010

BONELLI FABULA






El premio mayor sería voltearse a la
Pérez Volpin. Pero sabe que es imposible. Ser un fiel empleado y escriba servil del grupo Clarín no alcanza para que la mina le dé bola.

Resignado, Marcelo hace los deberes. El Bonus a fin de año sabrá recompensarlo. Business are business, después de todo.



Suena el teléfono de su escritorio, le ordenan gentilmente: Tenés que inventar algo que suene plausible, pero que genere dudas, incertidumbre acerca de la capacidad de Cristina de seguir adelante con su gobierno, luego de la muerte de Kirchner. Insistí con lo de la intolerancia y la renuencia al consenso. Ah, y no te olvides de marcar peleas internas, pujas entre los funcionarios, desconfianzas que generan problemas hacia afuera y que involucran la marcha de la Economía. Preocupación, todo esto da como resultado mucha preocupación, ¿Estamos? Y por último, pegar adónde duele: desacreditá al ministro de Economía, palo ahí...

Pensemos. A ver, a ver... ya está: En el ámbito empresario se teme que la desaparición de Néstor Kirchner desate una lucha por ocupar espacios de poder y que eso genere temblores en la Economía.

Sale con fritas.


    La Unión Industrial Argentina fue testigo de la primera disputa de poder, después del inesperado deceso de Néstor Kirchner. Héctor Méndez fue convocado de urgencia por el ministro Julio De Vido, para pedirle una misión concreta: contener a Hugo Moyano , el principal aliado kirchnerista, pero a la vez la figura que puede desafiar ahora el liderazgo de Cristina Kirchner. De Vido le dijo a Méndez: “Te pido que te reúnas con Hugo y que le den difusión al encuentro para contenerlo políticamente”.

    Ocurrió durante las exequias del líder muerto y cuando en la intimidad de la Casa Rosada sólo había palabras ofensivas y críticas al protagonismo del titular de la CGT . La movida tuvo también como protagonistas a Carlos Zannini y a Oscar Parrilli. El trío de funcionarios tiene posiciones antagónicas, pero coincide en una cuestión: no se podía correr el riesgo de abrir un debate con Moyano , en medio del shock por la muerte de Kirchner. Después ocurrió lo que se sabe: el encuentro entre Moyano, Méndez e Ignacio de Mendiguren, para mostrar una actitud positiva del líder sindical.

    Lo conversado sólo fue formal y secundario. Pero la importancia política del encuentro fue trasmitida de esta manera por el propio Méndez a sus colegas del Grupo de las 6 entidades del establishment: “Nos pidieron una acción de Estado, para contener a Moyano y evitar mostrar ya fracturas en el kirchnerismo”. El episodio tuvo un fuerte impacto en el movimiento empresario, porque reflejó la principal pesadilla política de los hombres de negocios después de la muerte de Kirchner. En la intimidad, temen que la desaparición del líder kirchnerista abra una lucha política para ocupar espacios de poder y que eso genere temblores futuros en la Argentina.

    La cuestión se habló en la UIA, pero también en la Cámara de Comercio y la asociación que nuclea a los banqueros.

    Todos los hombres de negocios sostienen que el Gobierno quiere minimizar el impacto político de la muerte de Kirchner. Pero que su desaparición afecta a la Casa Rosada fuertemente por cuatro razones: Se fue el líder político que tomaba decisiones, laudaba y castigaba.

    Murió el generador de las principales iniciativas políticas.

    Ya no está quien instrumentaba hasta el detalle esas acciones políticas.

    Tampoco estará quien manejó la economía y actuó como real ministro en la última década.

    En la central fabril se considera que esa ausencia obligará a rearmar la toma de decisiones cruciales de la mesa chica. Este es un punto central que genera incertidumbre.

    Ahí estarán en un papel protagónico Aníbal Fernández, De Vido, Zannini y el senador Nicolás Fernández. Pero tendrán un rol trascendente por la confianza que las une con Cristina Kirchner la doctora Alejandra Minnicelli –esposa de De Vido– y la experta Valeria Loira, la mujer de Diego Bossio.

    También los empresarios ven que habrá figuras en ascenso dentro del elenco ministerial, como Mercedes Marcó del Pont, el propio Bossio y el diplomático Luis Kreckler. Por orden de Cristina, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales está en China cerrando un acuerdo económico y será el encargado del impulso a las exportaciones que anunció la Presidenta. Amado Boudou continuará en el cargo, a pesar de que compite en imprudencias y banalidades con Héctor Timerman. La última de Boudou fue exponer en público sus escasos conocimientos de la ciencia económica : dijo sin ruborizarse que la inflación no afecta a las clases bajas.

    La versión de su renuncia surgió como represalia a una decisión audaz y de mal gusto del ministro horas después del deceso del ex presidente. Cristina Kirchner convocó sólo a íntimos para la despedida de su marido en el Calafate. Sin estar en ese grupo, Boudou alquiló un jet privado junto a Ricardo Etchegaray para viajar al sur, pero nunca fueron autorizados a ingresar a la casa de los Kirchner.

    Después dicen que fue el viceministro Roberto Felleti, quien se encargó de abonar la versión de la dimisión de Boudou. Pero su cargo no corre peligro, a causa de un axioma kirchnerista: en la Quinta de Olivos creen que cambiar nombres y políticas es ceder y un síntoma de debilidad . Por eso, todos los informes de los bancos de inversión de Wall Street erraron en sus diagnósticos.

    No habrá modificaciones pro-mercado como soñaron en Manhattan.

    En la última reunión de la Asociación Empresaria Argentina, el conjunto de empresarios concluyó en lo contrario: que puede haber una radicalización en las posturas y discurso del Gobierno . La primera señal concreta la dará la Presidenta en el encuentro del Grupo de los 20. Cristina Kirchner podría “sobreactuar” una posición contra el FMI. Se tratará de un mensaje político interno: ratificará una de las grandes banderas de Néstor Kirchner contra el FMI. En otras palabras: si no hay acercamiento con el FMI, también es imposible acordar con el Club de París. Estará acompañada del propio Boudou y por dos empresarios: Méndez y De Mendiguren. Ambos participan del encuentro empresario del G-20.

    El ministro quiere buscar oxígeno político y ya adelantó una jugada: mantuvo una negociación con Julio De Vido.

    Ambos se reunieron esta semana y en ese encuentro Boudou le transmitió el deseo de trabajar juntos, a cambio de que De Vido lo apoye políticamente . La cuestión trascendió en los diálogos que el jefe de Gabinete, Débora Giorgi y De Vido tuvieron con hombres de negocios. En las centrales fabriles avalan la iniciativa, porque en realidad desean otra cuestión: que sea De Vido quien controle y maneje la política económica.



Bien, Marcelo. Bien. Parece una nota de un gran economista con conocimientos profundos de la coyuntura política y los intersticios del poder. La traducimos al ingles y parece una nota de Paul Krugman. Estás haciendo méritos. Algún día podrías reemplazar la magnitud simbólica de Mariano Grondona, o de Van deer Kooy.

Pero de Débora olvidate. Seguís siendo un boludo arrastrado. A pesar de tus esfuerzos, la obsecuencia intelectual con tus jefes no garpa con las minas.

Daniel Mancuso

3 comentarios:

Unknown dijo...

Yo de economía le creo más a Belén Francese que a Bonelli...

La DEborah, cómo que gusta!

Daniel dijo...

Esa Manuel. Yo también le creo todo a Belén!

"creen que cambiar nombres y políticas es ceder y un síntoma de debilidad"
Bien! esto es saber leer la política. Los opositores se estan quedando sin pasto. Para que se lo vamos a tirar nosotros?

jose dijo...

¿Se imaginan la patada en el culo que le daría Magnetto a este perejil si tuviera media idea propia?

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