EL NIÑO MIMADO

Mauricio es un privilegiado, un niño mimado. Lo fue y lo sigue siendo. No se detiene ante un capricho, lo quiere a como dé lugar. El hace todo así, impune y caprichosamente. Por eso gobierna como un patrón de estancia, como un gerente de gran empresa, como chairman de corporación. Y si no funciona, recula un poquito y vuelve con algo peor...

No es joda, es hijo de un empresario que hizo negocios con el Estado, que se enriqueció mamando de la teta del Estado, ese que siempre quieren disminuir a la máxima expresión, como lo hizo Menem. Tiene la vida fácil, pertenece a la clase alta, a los que mandan y hacen lo que quieren, sin restricciones, y nos mira desde arriba. Maurizio sigue: es un insulto a la inteligencia escucharlo hablar de la pobreza y las necesidades populares. Su vida es en sí misma una impúdica muestra de la injusticia social.

Él y los que son como él, ayer utilizaron a los militares asesinos para lograr sus fines: enriquecerse. Hoy son democráticos y se valen de la tríada agroindustrigarcomediática para socavar las conquistas sociales alcanzadas y volver a los 90, a la fiesta neoliberal.

Mauricio adolescente pensaba en la intimidad: "Para qué estudiar, trabajar, esforzarse, si el apellido me abre las puertas de los deseos".

Escucharlo, verlo gestionar la ciudad más importante de la Argentina permite inferir el desarrollo intelectual del niño Mauricio: es más o menos el de mi nena de 4 años. Sin embargo, creo que la bambina lo da vuelta al niño rico con tristeza. Ojo, no es boludo, es el hijo de un capo mafia italiano que está practicando sus primeros palotes en la política y sigue los pasos de Berlusconi, o sea, un mamarracho grecorromano con guita, sólo eso.

¿Para qué ser inteligente, crecer intelectualmente, si se posee el dinero, las relaciones, las complicidades, el poder? Los poderosos son brutos, son torpes, llevan implícita la tara del poder y se embriagan en él: se les achicharra el cerebro porque les viene todo dado, sin esfuerzo. Es mentira que trabajan. Solo pergeñan maldades para poder seguir siendo ricos.

Mauricio no es de una Derecha inteligente, es una derecha rapaz, dañina, troglodita. Y mentirosa. No se hace cargo de nada, no le importa, no teme, solo acciona y busca objetivos. La derecha de Mauricio y el colo Francisco es a la política lo que un sicópata es a la sociedad: un peligro muy inescrupuloso irredimible.

Hoy, Mauricio cuenta con la complicidad del monopolio mediático que tapa todas sus cagadas (como antes lo hacía Franco). Muchos vecinos de Buenos Aires, los que lo votaron y los que no lo hicieron, NO saben de las tropelías del niño Mauricio. Ellos escuchan noticias sobre la inseguridad, el caso Pomar, o las maldades K, y con eso tienen bastante.

Por eso, el nene bien sigue como si nada, a pesar de las escuelas abandonadas, lo hospitales hechos mierda, el impresentable Fino palacios y la nonata policia Metropolitana, las escuchas telefónicas y los espías, los ministros fachistas que reivindican las dictaduras y que son reivindicados por los dictadores, los negocios inmobiliarios, el hospital trucho de Lugano, el escándalo de las veredas y las calles rotas, los parques y plazas abandonados y el subte que no se hizo.

La oposición también lo ayuda, Lilita lo quiere y Pino no lo critica. Son de la misma clase, se bancan entre ellos. El bailando por un sueño Castells, servil como siempre a los agrogarcas, no se mete con el aliado porteño de los sojeros, ¿Qué tal?

Maurizio sigue yendo a los canales a sonreírle a doña Rosa y publica a doble página en los diarios:

H: hicimos, hacemos, haremos.

¡Sos un sinvergüenza!¡Caradura, man!

Daniel Mancuso