viernes, 20 de noviembre de 2009

RICARDO KIRSCHBAUM



Si fuera uno de esos tilingos que lee Clarín y se pone paranoico frente al mundo inventado en la redacción, de conciencia mórbida y de vida inauténtica (como dice J.P. Feinmann), ya estaría pensando en irme del país, tomar un avión a los Esteits y buscar el éxito profesional fuera de la decadencia de un país que nunca se va a arreglar porque está podrido de toda purulencia...

Fijate el análisis del editor general del pasquín (de propiedad de la señora que está acusada de haberse apropiado de 2 hijos de desaparecidos y que se rehusa a que ellos se hagan la prueba de ADN para compararla en el banco de datos genéticos para dilucidar la verdera identidad de los chicos), mirá los conceptos, los adjetivos utilizados para referirse al actual gobierno nacional y al ex Presidente NK. Sobreactúa una objetividad berreta. Insiste en cada nota sobre los mismos temas, las mismas obsesiones larvadas que lo condenan al desvelo: la pérdida de los privilegios de clase, la conservación del statu quo...


La nota no está pensada desde la Argentinidad. Ricardo la escribió con una foto del führer en el escritorio para buscar inspiración y descargar todo su resentimiento, su odio gorila y reaccionario sobre el gobierno popular (Cada uno tiene la musa que se merece).

Imagina al lector promedio. Piensa en la señora cacerolera que lea su libelo y se babea (él). Se siente poderoso, modifica sentimientos, crea realidades virtuales que se corporizan en una nube de miedo sobre la opinión pública. Y disfruta, goza.

"El poder (como dijo Alfredo Yabrán) es ser impune". Y Ricardo, vigoroso, importante
(el cartel en la puerta de la pecera impoluta: "EDITOR GENERAL"), desde su cabecita loca, sus deditos acariciando las teclas, su barba recortada con aire desenfadado y cool, se explaya líbremente sobre la intemperancia maliciosa, manifiesta, inconmensurable del poder K, ese que maneja todo, hasta el clima hostil sobre la población desprotegida: El gobierno no escatima esfuerzos y ha logrado perversamente cooptar al meteorólogo celestial.


"El poder y la falta de consenso"



Por: Ricardo Kirschbaum
EDITOR GENERAL DE CLARIN

« La reconstrucción del poder ha sido para Kirchner su máxima prioridad. Después del 28 de junio, ya en la madrugada de la derrota, el ex presidente se lanzó a jugar las cartas que tenía a mano y también a aprovechar las oportunidades que se le presentaron.

» Usó la mayoría legislativa y jugó al límite, explotando debilidades políticas y humanas. En esta tarea, no tuvo escrúpulos ni conductas políticamente correctas.

» Actuó, hasta aquí, con la convicción de que debía gobernar para la franja adicta, aquella que resiste la prueba ácida. Ni las denuncias de corrupción ni la manipulación institucional ni la compra de voluntades con la caja ni los actos restrictivos de la libertad de expresión despertaron la mínima reacción de esa militancia que había hecho de la defensa de los valores una conducta elogiable.

» Kirchner, derrotado en las urnas, fue eficaz con esos métodos: exhibe un poder implacable.

» Sin embargo, no ha conseguido -y parece casi imposible que lo logre- que la sociedad vuelva a creerle, que la gente se entusiasme de nuevo.

» Hay una dicotomía entre ese poder y la adversa opinión pública.

» Esa brecha, cuando existe como ahora, es letal para cualquier proyecto político. El "sistema" sobre el que se apoya la estrategia oficial es presentado como inmanejable para otro que no sea un Kirchner: subsidios cruzados de todo carácter, lealtades comprometidas por necesidades sociales, urgencias por el cada vez más preocupante déficit fiscal, y compromisos de escasa visibilidad con sectores sindicales y piqueteros.

» Cualquier opositor que aspire a reemplazar a Cristina en 2011, con otro programa, estará en un brete de ruptura traumática y de alto costo. Estos condicionamientos, como ya ocurrió en la historia reciente, no paralizan la decisión popular cuando hay una real voluntad de cambio» .


...Pero Ricardo no es tonto, deja un final abierto, casi esperanzador. Trucos del amanuense a sueldo.


Daniel Mancuso

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Conocí a Ricardo cuando él era estudiante de Medicina en Tucumán, carrera que abandonó. Era militante de la izquierda trotskista de Abelardo Ramos, cuyo epiteto descalificador, tirado a mansalva hacia los que no pensaban como él, era "cipayo". Su padre fue un hombre respetado, médico, profesor de clínica médica y trotskista asumido, lo que le valió una bomba en la ventana, puesta por la dictadura. Hay varios ex compañeros de militancia de Ricardo que fueron secuestrados y asesinados: Ángel Garmendia, un estudiante de apellido Argañaraz, Georgina Simermann, Víctor Noé y otros estudiantes de diferentes tendencias pero compañeros de lucha de Ricardo. ¿Se habrá olvidado de ellos y de él mismo?

Roxana dijo...

!Bravo Ricardo! eres tan valiente como tu padre

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