miércoles, 17 de agosto de 2011

JOSÉ de SAN MARTÍN VIVE





(…) “Ya no queda duda de que una fuerte expedición española viene á atacarnos: sin duda alguna los gallegos creen que estamos cansados de pelear y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan; vamos á desengañarlos. La guerra se la tenemos de hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos ha de faltar; cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con las bayetitas que nos trabajan nuestras mujeres, y sino andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. Yo y vuestros oficiales os daremos el ejemplo en las privaciones y trabajos. La muerte es mejor que ser esclavos de los maturrangos. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre ó morir con ellas como hombres de coraje”.


Proclama de José de San Martín al Ejército de los Andes
Mendoza 1819



Hace 163 años, moría Jose Francisco de San Martín. Este patriota que peleó por la libertad de la América del Sur contra la colonia española, terminó sus días en el autoexilio, en 1850.

¿Por qué no se quedó aquí, en su tierra? Tal vez, porque hubiera tenido que hacer cosas que no quería hacer, como pasar por las armas a una pléyade de traidores, politiqueros y cipayos que tenía muy cerca...

¿Qué hubiera hecho San Martín frente a las movidas golpistas de Biolcati y la Mesa de Enlace, la UIA y AEA, las presiones de Magneto y el Grupo Clarín, los mentiras de La Nación y Papel Prensa, los escándalos de Macri y la perfidia de Carrió?

Hoy, somos un poco más libres que en su época. Tenemos muchos problemas por resolver, todavía, pero estamos descubriendo muchos pozos negros donde los poderosos de ahora han escondido negocios sucios, políticas antipopulares, largas mentiras.

Si San Martín estuviera vivo, no caben dudas que estaría de nuestro lado, enfrentando a los mismos poderes que enfrentó en su momento. Hoy en día, no hay balas ni cañoñes en disputa, sino una gran construcción mediática, política y corporativa que se resiste a que el Estado nacional se ponga de pie y ejerza su Soberanía, y que el pueblo recorra un camino de justicia y libertad...


1
El historiador y ensayista Norberto Galasso, en su libro: San Martín padre de la patria o Mitre de la historia, expresa:

...Más que el San Martín de bronce, buscamos un San Martín concreto, el político, que sólo es explicable a través de una reinterpretación de la Revolución de Mayo, lo cual implica cuestionar en profundidad los dos libros centrales de Mitre, es decir, cuestionar el meollo de la historia oficial que ha venido sobreviviendo desde la época de Mitre, después Levene, Altolfi, Ibáñez... entre otros historiadores que han tomado un sesgo particular de la historia social, pero en definitiva manteniendo los mismos próceres, de una argentina que miraba a Europa, pero que no tiene nada que ver con la argentina actual, cuyo destino únicamente es la unión latinoamericana.

2
Los interrogantes y versiones sobre la filiación de José de San Martín datan de mucho tiempo atrás, pero se hicieron públicos el año del Sesquicentenario (150) de su muerte (año 2000), al trascender un antiguo manuscrito que guardaba el genealogista Diego Herrera Vegas, en el cual Joaquina de Alvear afirma que San Martín era hijo natural de Diego de Alvear y una joven indígena.


« Muchos aspectos del origen de José de San Martín han sido un enigma. Su fe de bautismo nunca fue encontrada; la fecha de nacimiento, los estudios en España también estuvieron rodeados de ambigüedad. Un libro de memorias escrito en el siglo XIX por María Joaquina de Alvear y Sáenz de Quintanilla confirma rumores que recorren dos siglos de historia argentina: San Martín fue hijo del español Diego de Alvear y de una india guaraní, de quien la tradición afirma que se llamaba Rosa Guarú.

» Doña María Joaquina de Alvear y Sáenz de Quintanilla (1823-1889), hija de Carlos de Alvear, escribió sus memorias en Rosario de Santa Fe. Es una colección de anotaciones, cartas y recortes periodísticos pegados cuidadosamente en las páginas encuadernadas de un libro de comercio. El propósito de la mujer era transmitir a sus descendientes las semblanzas de los integrantes de la familia.

» Así, en una "cronología de mis antepasados", consigna la filiación de José de San Martín como hijo de don Diego de Alvear, "habido de una indígena correntina". Más adelante Joaquina reitera el parentesco, al evocar la única oportunidad en que visitó a su tío, en Europa: "Y examinándolo bien encontré todo todo grande en él grande su cabeza grande su nariz grande su figura y todo me parecía tan grande en él cual hera grande el nombre que dejava escrito en una página de oro en el libro de nuestra historia y ya no vi más en él que una gloria que se desvanecía para no morir jamás. Este fue el general José de San Martín natural de Corrientes, su cuna fue el pueblo de Misiones e hijo natural del capitán de Fragata y General español Señor Don Diego de Alvear Ponce de León (mi abuelo)". Los recuerdos son del 23 de enero de 1877.




3
Mestizo y plebeyo

» En 1812, San Martín fue recibido con desconfianza por la sociedad porteña. A diferencia del galante y mundano Carlos de Alvear, no tenía fortuna ni alcurnia. Era moreno, el pelo lacio y renegrido. Corrían rumores sobre su condición de mestizo y la madre de Remedios de Escalada se opuso a que casaran a su hija con ese oscuro plebeyo. Recién llegado, San Martín pidió que le mandaran a Buenos Aires 300 mozos guaraníes de las Misiones para formar su plantel de Granaderos. La Logia Lautaro, que fundó junto a Carlos de Alvear, se movió en las sombras, enfrentando al grupo rivadaviano. Pero luego Alvear se entendió con Rivadavia y, en pugna con el artiguismo, llegó a solicitar la protección británica. La Logia entró en crisis: San Martín insistía en liberar el continente, más allá de los intereses del círculo de hacendados y comerciantes.

» En 1816, en un famoso parlamento con los caciques pehuenches, San Martín expuso el plan de cruzar la cordillera para terminar con los godos "que les han robado a ustedes la tierra de sus antepasados", les solicitó ayuda y permiso para pasar por sus dominios y declaró: "Yo también soy indio". Luego rehusó defender al gobierno porteño de la insurrección federal y marchó al frente de su Ejército rebelde hacia el Perú, con el respaldo chileno. En las vísperas, envió a los indígenas peruanos un manifiesto en quichua. Fue recibido en Lima como si fuera el hijo del Sol, anunciado por las antiguas profecías de redención. Soñó con coronarse como un nuevo inca, pero se quedó sin fuerzas y dejó su lugar a Bolívar. No quiso intervenir en la guerra de unitarios y federales y se radicó en Europa. En 1828 intentó volver al Río de la Plata, pero lo disuadieron las renovadas furias partidistas.

» Juan Bautista Alberdi, que lo entrevistó en París en 1843, trazó de él un retrato notable: "Yo lo creía un indio, como tantas veces me lo habían pintado; y no es más que un hombre de color moreno...". Además, "no obstante su larga residencia en España, su acento es el mismo de nuestros hombres de América". Después, San Martín legó su sable a Juan manuel de Rosas como gesto de apoyo a la resistencia al bloqueo anglofrancés, algo que no le perdonaría el partido de los liberales emigrados.

» Durante el siglo XX una caudalosa bibliografía enfocó las vinculaciones de San Martín con la política británica y francesa y con la masonería, planteando la cuestión de sus motivaciones. Si fue tan corta su vivencia de América, si tenía de ella una borrosa imagen, si había servido dos décadas al rey, es difícil creer en su patriotismo como pasión determinante. Resulta verosímil la hipótesis de que inicialmente fuera un mercenario o un agente masón de los proyectos británicos o franceses.

» Hoy es posible otra explicación: que era un mestizo y sufría en carne propia la injusticia del sistema colonial. Partiendo de esa versión y de los indicios expuestos en mi libro Jinetes rebeldes, obtuve la confirmación a través de testimonios concordantes de tres ramas de descendientes de Carlos de Alvear: los Christophersen, los Santamarina y los Verger. Los mismos datos son corroborados por las memorias manuscritas de Joaquina, que obran en poder de Diego Herrera Vegas.

» "Esto no se puede decir", le advirtió Pedro Christophersen III a su hija Magdalena cuando le contó el secreto preservado durante generaciones. La abuela de Pedro III era doña Carmen de Alvear, nieta de Carlos y prima hermana del presidente de la república Marcelo Torcuato de Alvear. Magdalena conserva un añoso ejemplar de un libro de Sabina de Alvear y Ward, que le sirvió para completar aquel relato.


4
Los hijos de don Diego de Alvear

» El futuro brigadier de la armada española don Diego de Alvear y Ponce de León (1749-1830), nacido en Montilla (Córdoba), con ascendientes nobles en Burgos, arribó al Río de la Plata en 1774. Tomó parte en acciones contra los portugueses y luego contra los ingleses. En 1778 dirigió una división encargada de ejecutar el tratado de límites sobre los ríos Paraná y Uruguay. Entonces, en algún lugar de las misiones jesuíticas, el marino se relacionó con una joven guaraní, que engendró un niño. Alvear lo encomendó al teniente gobernador de la reducción de Yapeyú, el capitán Juan de San Martín, y a su esposa Gregoria Matorras, de 40 años, que ya tenía cuatro hijos. Ellos se avinieron a criarlo como propio y el niño fue José Francisco de San Martín.

» En 1780, Juan de San Martín tuvo que irse de Yapeyú tras un conflicto con los guaraníes. Tres años después todos viajaron a España y la familia Alvear cuenta que Diego de Alvear se mantuvo en contacto con ellos y costeó los gastos para que Francisco José siguiera la carrera militar.

» En 1781, Diego de Alvear se casó con María Josefa Balbastro. Se radicaron en las Misiones y tuvieron nueve hijos, uno de ellos Carlos, nacido en 1789. En 1804, la familia embarcó hacia España. Pero antes de llegar, en un combate con navíos ingleses murieron la esposa, siete hijos, un sobrino y cinco esclavos. Don Diego perdió la mayoría de sus bienes. Prisioneros, Alvear y su hijo Carlos fueron llevados a Londres. Allí, Carlos pudo estudiar y a Diego lo indemnizaron. Además, se casó con una joven inglesa, Luisa Ward, con quien tuvo más hijos.

» En 1806 regresaron a España, don Diego ocupó nuevos destinos militares y, según los Alvear, ayudó y mantuvo un trato afectuoso con su hijo José Francisco. Carlos supo que aquél era su medio hermano y fueron grandes camaradas. Al producirse la Revolución de Mayo, concibieron juntos el regreso, aprovechando las importantes relaciones de su padre en Londres y en Buenos Aires.

» San Martín y quienes conocían su filiación guardaron siempre reserva. Para ingresar a la milicia en España fue necesario acreditar que era hijo legítimo y todos quedaron obligados a mantener esa ficción. En cierto sentido, él vino a América a buscar a su madre. Habló muy poco de sí mismo, y cuando lo hizo omitió referirse a su origen.

» Hoy tenemos derecho a saber quién era José de San Martín. La privacidad de los hombres públicos no puede ser una valla cuando se trata de esclarecer hechos históricos. Reconstruir la verdad y reinterpretar el pasado no es curiosidad: la condición de mestizo, la impostura en la que se vio obligado a vivir, la relación con su padre biológico fueron componentes decisivos de la personalidad y el rol que desempeñó.

» Esta historia tiene un profundo significado. Don Diego de Alvear tomó a una mujer guaraní, tal vez por amor, en una relación típica de la conquista: los cruces interétnicos estaban prohibidos por la legalidad colonial. En el marco de esa dualidad, don Diego violó la ley y ocultó su falta. Se hizo cargo del niño y le buscó un hogar, lo cual, en aquel injusto dilema, era una salida. Implicaba una falsedad que privó al hijo de su madre y su identidad: acaso uno de los males más extendidos de la historia americana.

» José de San Martín padeció su "destino americano": no saber quién era, el extrañamiento, la ausencia materna, la conciencia de ser hijo de la violencia de los dominadores sobre los pueblos nativos. Se alzó desafiando al mundo de su padre. Transformó su humillación en rebeldía política. La persona, la memoria y la significación de San Martín no son patrimonio de una familia, ni siquiera de un país. Es una figura americana y universal. Es hora de saber quién fue. » (1)


5

Cronología

Viajó a España, en 1786 donde ingresó al Seminario de Nobles de Madrid. En 1789 comienza su carrera militar en el regimiento de Murcia. Luchó en la campaña de África combatiendo en Melilla y Orán. En 1797 es ascendido a subteniente por sus acciones frente a los franceses en los Pirineos. Lucha en diferentes acciones en el sur de España, en Gibraltar y Cádiz, con el grado de capitán 2° de infantería ligera.
En 1808 las tropas de Napoleón invaden la Península y el rey Fernando VII es hecho prisionero. Estalla la rebelión contra el Emperador y su Hermano José Bonaparte, que había sido proclamado Rey de España. Se establece una Junta de Gobierno que actúa primero en Sevilla y luego en Cádiz. San Martín es ascendido por la Junta al cargo de ayudante 1° del regimiento de Voluntarios de Campo Mayor.

Distinguido por sus acciones contra los franceses, llega a ser capitán del regimiento de Borbón. El ejercito ataca a los franceses y los vence en la batalla de Baylén, el 19 de julio de 1808; allí se destaca San Martín. Esta victoria permite al ejército de Andalucía recuperar Madrid y es la primera derrota importante de las tropas de Napoleón.

San Martín recibe el grado de teniente coronel y es condecorado con una medalla de oro. Continua luchando contra los franceses en el ejército de los aliados: España, Portugal e Inglaterra. Combate a las órdenes del general Beresford en la batalla de Albuera. Conoce a Lord Macduff, noble escocés, que lo introduce a las logias secretas que complotaban por la independencia de América del Sur. Por su intermedio obtuvo un pasaporte para viajar a Inglaterra, donde se encontró en 1811 con compatriotas de América española: Alvear, Zapiola, Andrés Bello, Tomás Guido, entre otros. Todos formaban parte de una logia que había fundado el "Precursor", Miranda, quien, junto con Bolivar, ya luchaba en América por la independencia de Venezuela.

En enero de 1812, San Martín se embarca hacia Buenos Aires en la fragata inglesa George Canning.




6
¿Qué sentimiento profundo hizo que un exitoso oficial del ejército español, vuelva a una tierra casi desconocida para él y luche por liberarla enfrentándose al ejército al que perteneció?

¿Por qué abandonó Europa a los 33 años y volvió?


« Sin duda, la conciencia de su identidad americana, fue la pasión eficiente que lo llevó a cruzar el océano y empeñar su vida en luchar por la independencia de los pueblos mestizos de américa del sur.»




América del Sur en 1812

En la ciudad de Buenos Aires, el 25 de mayo de 1810 se había constituido la llamada Junta Grande, en forma similar a las juntas de España, que se oponían a la ocupación francesa de la Península, y gobernaban en nombre del rey Fernando VII mientras se encontrara prisionero. Se habían mandado emisarios a los cabildos de las distintas ciudades del Virreinato del Río de la Plata para que constituyan juntas de gobierno y reconozcan a la de Buenos Aires. Las poblaciones se dividen en dos sectores: las que adoptan juntas independientes de España y las que pretenden conservar el poder de los virreyes.

La Junta de Buenos Aires nombra un cuerpo ejecutivo que se llamó el Primer Triunvirato. Sus miembros eran: Juan José Paso, Feliciano Chiclana y Manuel de Sarratea. La ciudad de Montevideo no reconoce a la junta de Buenos Aires y emprende hostilidades contra la Capital. En Chile el cabildo se pronuncia contra la autoridad del Virrey. Desde el Alto Perú —hoy Bolivia— los realistas ocupan la provincia de Salta y avanzan sobre Tucumán, defendida por el Ejército del Norte comandado por Manuel Belgrano. El Paraguay se había independizado, adoptando una postura neutral a cargo de José Gaspar Rodríguez de Francia.


7
Los Granaderos y la Logia Lautaro

A los pocos días de su arribo, le fue reconocido el grado de teniente coronel y el Triunvirato le encomendó la creación de un escuadrón, que luego fue el célebre Regimiento de Granaderos a Caballo. Durante el año 1812 se ocupó de instruir a la tropa en las modernas técnicas de combate que conocía por su extensa actuación europea contra los ejércitos de Napoleón.

Además, se ocupó de organizar una sociedad secreta que se denominó la Logia de Lautaro —este era el nombre de un caudillo araucano que defendió la libertad de su pueblo a los comienzos de la conquista española—. La sociedad estaba formada como las logias masónicas de Cádiz y de Londres, similar a la que en Venezuela tenía como miembros a Miranda, Bolívar y Andrés Bello. Su objetivo era: "trabajar con sistema y plan en la independencia de la América y su felicidad". Sus miembros principales, además de San Martín eran: Alvear, Zapiola, Bernardo Monteagudo, Juan Martín de Pueyrredón.

En octubre de 1812, cuando llega la noticia de la victoria del ejército de Belgrano en Tucumán, se produce en Buenos Aires un movimiento preparado por la Logia con el objeto de imponer a sus candidatos en el Triunvirato. Con la presión de los cuerpos armados y del pueblo, se nombra el Segundo Triunvirato constituido por: Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Se exige además llamar a una Asamblea suprema con delegados de todas las provincias con el fin de dictar una constitución.


8
La asamblea del año XIII

Los primeros actos del Triunvirato consisten en reforzar el ejército y mandar una expedición para que ponga sitio a Montevideo, ocupada por los realistas. En enero de 1813 se consolidan las posiciones militares: el general José Rondeau estrecha el sitio de Montevideo mientras en Buenos Aires, el domingo 31 de enero se reúne la Asamblea General Constituyente, conocida en la historia con el nombre de Asamblea del año 13, aunque se reunió durante varios años más. Casi todos los miembros de la Asamblea eran de la Logia de Lautaro. Se aprueban importantes reformas legales: El nombre del rey de España desaparece de los documentos públicos; la Asamblea se declara soberana; se eliminan los escudos de armas y los títulos de nobleza; Se aprueban los colores de la bandera de Belgrano, el escudo nacional, el himno; se elimina la Inquisición y se queman los instrumentos de tortura; se defiende la libertad de imprenta; se pone límite a la esclavitud decretando la "libertad de vientres".


9

Combate de San Lorenzo

Los realistas de Montevideo dominaban los ríos interiores con su flota, asolaban las poblaciones costeras y hacían frecuentes desembarcos para obtener ganados y otros alimentos. El 28 de enero, el Triunvirato ordena al coronel San Martín que protegiese las costas del Paraná del desembarco realista. Los granaderos siguieron el avance de la flota enemiga que constaba de 11 naves y unos trescientos soldados. Las naves pasaron Rosario y fondearon frente al Monasterio de San Carlos, en San Lorenzo, aguas arriba. El dos de febrero por la noche, llegan los granaderos de San Martín al convento y se ocultan en el patio, en silencio, sin encender fuegos. Desde la torre del convento, el Coronel vigilaba las señales de luces de las naves enemigas. Cuando despuntaba el sol del día 3 de febrero, los realistas subían el barranco en dos columnas dispuestos al combate. San Martín dividió a los granaderos también en dos columnas que, cuando sonó el clarín, cargaron desde cada lado del convento.

La victoria había sido obtenida en pocos minutos. Los realistas escaparon por la barranca abandonando sus armas, cañones y estandartes. La flota enemiga retornó derrotada a Montevideo y nunca más volvió a incursionar por el Paraná.

Poco tiempo después se conocía el triunfo del General Manuel Belgrano frente a los realistas en la batalla de Salta, donde se rindió el ejército al mando de Pio Tristán. El año 1813 comenzaba favorable a los patriotas.


10
El Ejército del Norte

Manuel Belgrano, luego de la batalla de Salta, se internó en las tierras del Alto Perú en persecución de los realistas pero debió retroceder hasta sus posiciones anteriores, en el valle de Lerma, luego de las derrotas de Vilcapugio ( 1° de octubre 1813) y Ayohuma ( 14 de noviembre). Entonces el Triunvirato envía al norte a San Martín con un pequeño ejército de infantería y el cuerpo de Granaderos a Caballo. El ejército derrotado se reúne con las tropas de refuerzo en la posta de Yatasto, en el camino entre Salta y Tucumán, donde ambos patriotas se conocen y sellan una amistad que duraría toda sus vidas.

El 31 de enero de 1814, en Buenos Aires, la Asamblea nombra Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata a Don Gervasio Antonio Posadas por un período de dos años, sustituyendo el Triunvirato anterior. También en enero, San Martín toma el mando de un ejército derrotado, quedando Belgrano como su subordinado. El ejército realista, a cuyo frente estaba el general Pezuela, amenazaba las provincias de Salta y Jujuy. El ejercito patriota se concentra en la ciudad de Tucumán y el General comienza a instruirlo formando una nueva escuela militar y hace incorporar nuevos reclutas.

La frontera norte queda defendida por partidas de gauchos montados, al mando del valeroso teniente coronel Martín Güemes, natural de Salta y gran conocedor del terreno, que detienen, causan estragos en el avance realista, levantando a la población en contra del enemigo.

Mientras tanto en el Río de la Plata, la flota al mando del comandante Guillermo Brown vencía a la armada realista frente a Montevideo y lograba establecer el cerco marítimo que obligaría luego a rendir la plaza al ejército comandado por el general Alvear (junio de 1814). Al conocer esta derrota, los realistas, que intentaban conquistar las Provincias Unidas por la frontera norte, iniciaron la retirada concentrando sus fuerzas en el Alto Perú.


11
Plan Continental

Al poco tiempo de encontrarse San Martín en Tucumán, se dio cuenta que era imposible llegar a Lima, que en ese momento era el centro del poder realista, por el camino del Alto Perú. Cada vez que un ejército realista descendía del altiplano hacia los valles de Salta, era derrotado y , cada vez que un ejercito patriota ingresaba en el Alto Perú, era también aniquilado. Fue entonces que el General concibió la idea, que luego realizaría con éxito, de cruzar la cordillera y atacar la ciudad de Lima por el mar. Para mantener segura la frontera del norte bastaban las tropas salteñas al mando del general Güemes. El plan de conquistar el Perú por el Pacífico era lo que él llamaba "su secreto", que era compartido por unos pocos amigos de la Logia Lautaro.

En el mes de abril de ese año, una enfermedad le obliga a pedir licencia y pasa a restablecerse a una estancia cerca de la ciudad de Córdoba dejando al general Cruz al mando de las tropas del Ejército del Norte. En agosto de ese año, por solicitud del general, el director Posadas lo nombra Gobernador Intendente de Cuyo, pues su estado de salud era delicado. En realidad, San Martín se situaba en una posición muy conveniente para iniciar los planes que luego liberarían medio continente. Tardaría siete años para entrar en Lima.

Cuando el futuro Libertador se instalaba en Cuyo, del otro lado de la Cordillera de los Andes, la revolución del que se llamaba en aquel entonces "Reino de Chile", estaba en peligro: había sido invadido por las fuerzas realistas del Virreinato del Perú y luego de varias batallas, las fuerzas patriotas al mando de O´Higgins y José Miguel Carreras son derrotadas en la batalla de Rancagua (1° de octubre de 1814), donde los ejércitos chilenos son aniquilados dejando abierto el camino a la capital, Santiago. El general Carrera con el resto del ejército cruzó la cordillera refugiándose en el territorio de Cuyo, gobernado por San Martín.

A Buenos Aires llegaban las noticias de que Napoleón había sido vencido y confinado a la isla de Elba. El rey Fernando VII había entrado en Madrid luego de seis años de cautiverio. El primer acto de gobierno fue abolir la constitución de Cádiz y condenar a muerte a todo aquel que se opusiera a su soberanía. Al poco tiempo restableció el Tribunal de la Inquisición.

Es en este momento que la Revolución Sud Americana parece derrotada en todos sus frentes. Perdido Chile y el Alto Perú, con los realistas fuertemente establecidos en Lima; la revolución venezolana era vencida y sus líderes, Bolívar y Mariño, se refugian en Cartagena; los liberales españoles perseguidos. Sólo en el Río de la Plata ondean los estandartes de la Libertad y la Independencia. (2)


(1) http://hugochumbita.com.ar/
(2) http://www.pachami.com/


12
Hay que estar fuerte de la cabeza

Miércoles 17 de agosto. Se cumplen 161 años de la muerte de José de San Martín, el héroe que los argentinos tenemos que redescubrir para entender de dónde venimos y hacia dónde podemos ir.

Días pasados me tocó compartir una interesante mesa en La cátedra de los Libertadores junto al maestro Norberto Galasso, la historiadora venezolana Carmen Bohorquez y el secretario de Cultura Jorge Coscia. El eje de la charla era la emancipación, hilvanando aquellas luchas por la independencia de los españoles y las de esta época, la más parecida en dos siglos a una oportunidad seria para romper vínculos con los grandes capitales financieros internacionales y de afirmar lazos de integración regional.

Y tan importante como los blindajes financieros y comerciales que coordinan los ministros de Economía de este lugar del planeta (Ver Informe Especial) es romper los blindajes de la dependencia cultural y de las falsificaciones de la historia. Galasso es imprescindible para entender los hilos de la historia y también para gambetear las mentiras de las versiones llamadas oficiales. A la idea mitrista de que San Martín estaba peleado con Simón Bolívar porque quería “un país independiente”, Galasso se pregunta si creemos que San Martín era masoquista, dado que tenía retratos de Bolívar en su casa del exilio francés. Uno de ellos, incluso, había sido dibujado por su hija Mercedes. El mismísimo Domingo Faustino Sarmiento consigna en sus escritos la existencia de un retrato de Bolívar en la casa del Libertador en Boulogne Sur Mer.

Lo cierto es que Bolívar murió ocho años después del encuentro de Guayaquil, el único que mantuvieron los dos hombres más importantes de la emancipación sudamericana, mientras que San Martín vivió 20 años más. Eso sí, siempre en un exilio sólo explicable por el destino trágico de aquellas gestas libertarias. Sin dudas, el encuentro con Bolívar había dejado en claro que San Martín no contaba con el respaldo de la burguesía del puerto de Buenos Aires y que Bernardino Rivadavia, superministro de Buenos Aires, ya era un agente de los intereses británicos.





Mientras los ejércitos de San Martín y Bolívar libraban todavía arduas batallas contra las tropas de la monarquía española, Rivadavia urgía la sanción de una ley que permitiera a Buenos Aires endeudarse para construir su puerto. Antes de que terminara el dominio español, los ingleses avanzaban por todos los frentes sudamericanos. Su estrategia era clara: fomentar naciones separadas artificialmente y que cada una tomara deuda con la banca británica.

La idea de los libertadores, difícil de concretar, era desafiar el colonialismo financiero y propiciar la unidad de los pueblos liberados. La idea emancipatoria tenía demasiadas quintacolumnistas. Lo sufrió San Martín tempranamente. Basta con preguntarse por qué el Ejército de los Andes tuvo su propia bandera y no la celeste y blanca. Bolívar también sufrió los mismos embates de los intereses británicos. Quizá Francisco de Paula Santander haya sido uno de los referentes de los intereses financieros ingleses. La historia de las revoluciones no se limita desde ya a las conspiraciones de los intereses foráneos. Fundar una nación o más aún buscar unir experiencias diferentes en una misma región puede resultar una utopía más compleja y árida que armar a los pueblos y batir a ejércitos profesionales.

Lo cierto es que a casi dos siglos de Guayaquil, las figuras de Bolívar y San Martín parecen estar presentes en los esfuerzos por esta lucha emancipatoria que se libra en Sudamérica.

En aquellos años, la Europa restauradora exportaba dependencia a través del llamado libre comercio, el mismo que los comerciantes americanos reclamaban a la corona española. En verdad, los pueblos que regaron con su sangre toda la región querían mucho más. Los ejércitos sudamericanos contaban con esclavos libertos, indios hartos del dominio colonial, intelectuales criollos, españoles liberales, ganaderos, artesanos y promotores de la industria.

Todos ellos, más allá de las batallas ganadas, vieron cómo el poderío financiero y comercial británico convertía a la región en una cantidad de semicolonias que se endeudaban a la medida del capitalismo de los países europeos
. La doctrina de las historias oficiales se basa en una idea canalla para explicarlo: era el progreso el que avanzaba sobre estas tierras bárbaras y atrasadas. No hay peor vaciamiento que el cultural. No hay peor claudicación que la de olvidar la propia identidad. Los procesos históricos son lentos y, además, no tienen destinos victoriosos asegurados al final del camino. Plantean, sí, desafíos. Y Sudamérica da muestras de haber retomado un camino al compás. Ya no se trata de países aislados o de meras formulaciones superestructurales. Los países de la región crecen y ponen en práctica medidas inclusivas; sus gobernantes hacen crecer el comercio intrarregional, hay un pujante proceso integrador...



3 comentarios:

Sergio dijo...

Muy buen post...me gustó como disparador para continuar haciendo memoria...

Abrazo y pasese!

Anónimo dijo...

excelenteo planteo, clarísimo, gracias
María José

iris dijo...

Pero ¿Realmente hay evidencia seria acerca de esa hipótesis? Hijo de Alvear (o sea padre blanquito y aristocrático) y una india guaraní (para explicar lo morocho,supongo, porque considerar literal una frase retórica de sus proclamas es mucho suponer): es mucho merengue. No se explica porque Alvear se tomaría tanto trabajo para hallarle familia "apropiada" a un hijo ilegítimo (en esa época se los ignoraba y quedaban a cargo de la madre), ni porque San Martín (el padre) y su esposa aceptarían criar un hijo ajeno y mestizo. Carlos María y él se odiaron sin dificultad, pero no es necesario suponer que eran hermanos para justificar un choque entre dos personalidades fuertes y disímiles...

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